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‘Kingdom of the Planet of the Apes’: el resultado final de este reino es muy digno

El planeta de los simios fue una de las sagas más gloriosas de la ciencia ficción que explotó en los sesenta del siglo pasado.

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‘Kingdom of the Planet of the Apes’: el resultado final de este reino es muy digno
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Popcorn506 para El Observador

El planeta de los simios fue una de las sagas más gloriosas de la ciencia ficción que explotó en los sesenta del siglo pasado.

Con una propuesta original y una puesta en escena fascinante -por supuesto elevada con la inigualable presencia de Charlton Heston-, marcó un antes y un después en el cine comercial. Y se consagro como una de las primeras sagas concebidas del cine de Hollywood.

Como tal, permaneció durante unos cuantos años y regresó a principios de este siglo en dos ocasiones. La primera, no muy lograda, fue la de Tim Burton.

Y ahí se quedó, hasta que en 2011 un valiente Rupert Wyatt se atrevió con un reboot muy acertado, al que siguieron otras dos películas igualmente conseguidas, de la mano de Matt Reeves.

Reboots y reboots

Han pasado ya siete años desde la última entrega, una muy lograda película de género casi bélico, y volvemos a las andadas.

Ahora, de la mano de otro director que, como sucede en estos casos, retoma y conduce del modo que le apetece. Wes Ball nos lleva a un futuro más lejano en el que el planeta está regido por un gobernante tiránico y un joven simio emprende un viaje de aventura para descubrirse a sí mismo y a su especie, siglos después del legado de César.

No vamos a hablar en esta ocasión de la necesidad de volver a reiniciar la saga. De hecho, este no es un reboot muy estricto, ya que parte de la premisa anterior, aunque este despegue es un mero apoyo para presentar nuevos personajes y escenarios.

Este es uno de los puntos más acertados, ya que evita una gran cantidad de comparaciones con las entregas anteriores y abre un abanico mayor a escenarios y universos por descubrir. Incluso a subgéneros en los que ahondar.

Una saga llena de buen cine

Y es que la saga, aunque parte de una clara base de ciencia ficción, ha sabido recorrer y sobrevolar otro tipo de cine, sobre todo en la última trilogía.

En la que hemos visto, tal vez influidos por las tendencias más inmediatas, momentos de western, de cine bélico e, incluso, de apocalipsis zombi. Y con todos ellos hemos disfrutado.

El público tiene derecho a mostrarse exigente con muchos aspectos. Y los fans de la saga, más aún. Es normal, dado el nivel que hemos podido ver en distintas entregas de esta serie.

Pero el escepticismo es rápidamente superado por la puesta en escena, ya que el nivel técnico y visual es incontestable.

Podemos echar en falta a Andy Serkis bajo la piel de César, pero aquí se nota que hay mucho cuidado en el detalle y, también, un presupuesto considerable.

Esto nos lleva a pensar que no se ha corrido, se han tomado las cosas con cautela y se ha primado la calidad al disparo rápido, pero impreciso.

Tal vez el guión pueda adolecer en ciertos momentos de poca fuerza y poca consistencia. Pero, más allá de la escritura, esto se podría achacar a la, de nuevo, excesiva duración de la película.

¿Por qué esta costumbre actual, que casi parece obligación, de llevar al extremo el metraje? Lo único que esto garantiza es que el espectador termine cansado física y psicológicamente, con lo cual hay que estar mucho más fino en la presentación del producto para no provocar rechazo.

Por eso, Ball puede darse por satisfecho. El resultado final de este reino es muy digno, y le ha acompañado la crítica y el público de un modo que casi se garantiza seguir con la saga.

Nuestro deseo para esto es simple: que siga dejándose dominar por la paciencia y sea capaz de llevar a buen término las siguientes películas para que, por lo menos, pueda superar la cifra de tres. Aunque esto lo tendrá más fácil si no estira los minutos de cada una de las siguientes.

Popcorn506