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La Carpio cuenta con un gigantesco y colorido jardín colgante

La Fundación Sifais (Sistema Integral de Formación crítica para la Inclusión Social) impulsó la instalación de un gigantesco y colorido…

Por Sergio Arce

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La Carpio cuenta con un gigantesco y colorido jardín colgante
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La Fundación Sifais (Sistema Integral de Formación crítica para la Inclusión Social) impulsó la instalación de un gigantesco y colorido jardín colgante en La Carpio, en La Uruca.

Este jardín con más de 1.000 plantas ornamentales se encuentra en la llamada Cuevadeluz.

Se trata una edificación de 1.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro niveles, donde hay anfiteatro o sala de exposiciones, áreas administrativas y espacios para talleres multifuncionales.

Dentro de esta estructura ahora hay “corredores verdes” a lo largo de las rampas que le permiten a los visitantes llegar a cada uno de los cuatro pisos del edificio.

El hito lo consolidaron a través de la decoración artística y artesanal de cientos de botecetas. Es un concepto que describe a las botellas de plástico recogidas de las calles y transformadas en macetas embellecidas.

Emoción desbordada

“Ver instalado este jardín colgante es una experiencia excepcional: los visitantes que han llegado, mientras se trabajaba en cada uno de los niveles del jardín, nos decían que les parecía como estar en una escena de (la película) Avatar.

“Y mirándolo bien ¡creo que es cierto, se siente como algo mágico!”, comentó Maris Stella Fernández, presidente de la Fundación Sifais.

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“La iniciativa tiene un valor adicional por convertirse en un espacio lleno de naturaleza al alcance de la mano y a golpe cercano de vista. Esto en una comunidad donde no hay parques ni espacios públicos para la plantación de árboles”, indicó Paula Marín, coordinadora de responsabilidad social de EBI.

Esta firma maneja la planta de tratamiento de desechos en La Carpio, que además aportó un patrocinio especial para hacer realidad la idea.

Fernández concluyó con la siguiente reflexión: “Este jardín colgante es como una metáfora de lo que ha estado sucediendo a lo largo de los años en Cuevadeluz: muchas personas miraban esta vecindad como un sitio de descarte.

“Pero con un poco de atención y cariño, se ha ido reconociendo su talento, dándoles opciones para que puedan resurgir, embellecer sus vidas y las de los demás.

“Este no era, ni mucho menos, el propósito de la instalación, pero al ver tanta belleza, me ha parecido describe muy bien como con entrega se transforman tantas vidas por aquí”.