Sergio Arce
La Casa Azul, titular de los derechos de Frida Kahlo, le puso un alto a Madonna, quien recientemente anunció que vistió ropa de la pintora mexicana en su visita a Ciudad de México semanas atrás.
La cantante estadounidense ofreció cinco shows en la capital en abril pasado. Un mes después de esas presentaciones ella posteó varias imágenes con el siguiente texto:
“Un bello recuerdo: visitar la casa familiar de mi musa eterna, Frida Kahlo, en Ciudad de México.
“Para mí fue mágico probarme su ropa y sus joyas, leer sus diarios y cartas y ver fotos que nunca había visto antes”, escribió Madonna.
Muchas personas aplaudieron a la cantante por el posteo, en especial porque lo acompañó del tema Adoro interpretado por la costarricense nacionalizada mexicana Chavela Vargas.
Madonna publicó varias fotografías en las que luce un huipil blanco y uno turquesa. También aparece con zapatos, anillos y collares que ella asegura pertenecieron a Frida (Foto tomada de Instagram).
Pero también hubo quienes la criticaron y, ante todo, a la Casa Azul por supuestamente haber prestado prendas y material que son patrimonio cultural mexicano.
La respuesta de la fundación
Incluso no faltaron quienes acusaron a Madonna de apropiación cultural.
Ante esto, la fundación a cargo de la Casa Azul salió al paso para desmentir a la artista. Esto publicó en un comunicado:
“La colección de las prendas y joyas de Frida que resguardamos están sujetas a estrictas medidas de conservación. Estas son exhibidas en el museo y no son prestadas para uso personal.
“Es importante aclarar que, diferente a lo mencionado en los medios, Madonna, por tiempos en su agenda, no logró visitar la Casa Azul en su reciente visita a México”, indicó.
Sin embargo, la Casa Azul dice que familiares de ella miembros del equipo sí visitaron este recinto ubicado al sur de la Ciudad de México.
Muy cerca de la Casa Azul se ubica la Casa Roja, que está a cargo de familiares de Frida y que solía ser el “refugio” al que la artista iba cuando su relación con Diego Rivera descarrilaba. Allí la protegían sus hermanas, relató una sobrina-nieta al diario El País.
