Avenida O

La educación basada en premios y castigos

Natalia Calderón para El Observador “Si te sacas 100 te compro un celular.” “Si arreglas el cuarto te dejo ir…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 2 minutos
La educación basada en premios y castigos
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Natalia Calderón para El Observador

“Si te sacas 100 te compro un celular.”
“Si arreglas el cuarto te dejo ir al cine con tus amigos.”
“Te quedas sin tele y sin computadora todo el mes por lo que hiciste.”

Tres razones por las que el sistema de premio/castigo no funciona:

  1. mata la auto motivación: el niño aprende que para moverse hay que ponerle una zanahoria en frente, como a un caballo. Si no hay zanahoria, ¿para qué lo hago?
  2. quita el poder personal: “No lo hago por mí, lo hago para complacerte”, el niño se desvincula de las razones reales por las cuales hacer una tarea es importante
  3. lastima las relaciones: los premios y/o castigos vienen de adulto hacia el niño. El niño pierde la relación entre sus acciones y sus resultados. Cuando usás premios/castigos, le quitas el valor a su resultado, porque el valor se lo asigna el adulto.

La educación basada en premios y castigos es un obstáculo para el desarrollo de la autorregulación.

En general se tiene una creencia errónea muy arraigada basada en la idea de que los niños, para desarrollarse adecuadamente, necesitan una instrucción (dirigida e incluso autoritaria) muy intensa por parte del adulto.

Sin embargo la realidad es muy diferente. Los niños nacen provistos de grandes capacidades que impulsan su desarrollo si se les permite.

No requieren una instrucción autoritaria e inflexible por parte del adulto para crecer y desarrollarse. Por el contrario, necesitan una figura de apego seguro que les otorgue seguridad y confianza y los acompañe emocionalmente en su desarrollo, sirviéndoles de protección, guía y referente.

Cuando se educa a un niño basando su proceso en premiar las acciones que el adulto considera adecuadas y en castigar las que considera inadecuadas, se está impidiendo de manera absoluta la capacidad de autorregulación del niño. Se está viendo al menor como un sujeto de control y no como un sujeto de derecho.

La autorregulación permite al niño desarrollar la capacidad de tomar decisiones, hacer elecciones, confiar en sí mismo y ser asertivo.

Cuando se basa la educación en premios y castigos el referente para el niño siempre será externo. De este modo, el niño interioriza que su acción ha de estar regulada por la intervención de agentes diferentes de sí mismo (por los demás).

Además se orienta la acción del niño a la consecución de un objetivo (premio) o a la evitación de un resultado indeseable (castigo).

Se recomienda empatizar, validar las emociones, contener, mucha paciencia y tiempo.  Es fundamental enfocarse en soluciones y no en castigos, ni premios. Y sobre todo estar presente.

Natalia Calderón es neuropsicopedagoga y entrenadora de disciplina positiva
Instagram: @natcela
Facebook: Psicopedagoga Natalia Calderón
Tel: 2263-2116
Whatsapp: 8443-9206