Edgardo Piedra Garita. Educador y Periodista
Hace unos 15 años a nadie se le hubiese ocurrido pensar que en el 2020 uno de los retos más importantes que enfrentaría nuestra sociedad sería la desinformación generada desde las redes sociales con noticias falsas, a veces malintencionadamente planeadas, creadas por personas que simplemente gozan generando caos y, retransmitidas inocentemente por desconocimiento o ignorancia por miles ¿Cómo defendernos de las fake news en la época de crisis mundial que enfrentamos hoy en día?
Al respecto considero que es importante especificar que hay dos formas básicas de enfrentar este tipo de informaciones:
En primer lugar, la que denomino “protocolar-tecnológica”, pues sin duda es importante conocer y aplicar en nuestro uso cotidiano de las redes sociales algunas acciones básicas. Estas, son las medidas sencillas y estructuradas que en una navegación superficial en internet vamos a encontrar, mas o menos de manera similar, en diferentes sitios web. Como por ejemplo, estos tres consejos básicos:
- Dudar de la información: corroborar datos, indagar fuentes, cuestionar objetivos, intereses y contenidos de lo que se afirma.
- Poner la mira en las fotos o videos, pues muchas veces pueden ser editados, o ser material generado mucho antes del suceso que están intentando informar.
- Tener claramente identificados los portales en redes que emiten información falsa, satírica o de dudosa verificación.
Como lo mencioné anteriormente, si bien estoy convencido de que este tipo de medidas son importantes, considero que hay una segunda forma de enfrentar las noticias falsas que llamo “filtro cultural crítico” que es mucho más efectiva, aunque, como todas las cosas que valen la pena en la vida requiere tiempo, paciencia y esfuerzo personal permanente. Esta se consigue a través de una herramienta maravillosa: la lectura.
Ya nos lo advertía -un siglo antes de las redes sociales- el escritor británico W. Somerset Maugham : “Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida”.
¡Qué razón tenía este literato inglés al invitarnos a este sano ejercicio de la mente!
La lectura ayuda a la compresión de textos, mejora la ortografía, el vocabulario y la escritura de las personas; ¿Cuántas noticias falsas en la red nos podríamos evitar la pena de leer y compartir si filtráramos de entrada por la mala ortografía del nombre del documento?
Leer culturiza al ser humano y le otorga un conocimiento general sobre muy variados temas; por ejemplo, un buen lector de la historia del ser humano y de los entornos económicos, políticos y culturales de las sociedades difícilmente será presa de noticias cargadas de falsedad respecto a comentarios o actuaciones inauditas de un líder político o religioso, o menos aún, prestar oídos a inverosímiles teorías de la conspiración como la que argumenta –a estas alturas del siglo XXI- ¡que el planeta es plano!
La lectura estimula el razonamiento y la capacidad memorística de las personas, nada más sano para discernir respecto a la verosimilitud de cualquier información que racionalizar las noticias que nos llegan analizando el origen y prestigio de la fuente, así como el contenido y los posibles propósitos de quienes las emiten. Leer aporta la capacidad del pensamiento crítico, de argumentar y aceptar lo que conviene y lo que no.
Tradicionalmente hemos delegado la enseñanza de la lectura a los maestros, si bien esto es hasta cierto punto lógico y entendible, lo considero erróneo. Es la escuela la encargada de apuntalar y mejorar aspectos técnicos y didácticos, pero es en la familia donde se nos enamora y apasiona por algo tan constructivo y edificante para el ser humano como leer; como dijera el escritor estadounidense Frederick Douglas “cuando aprendas a leer serás libre para siempre”.
¿Seremos capaces de formarnos y formar a las nuevas generaciones en esta verdadera libertad?
En la coyuntura pandémica actual, en la que recibir información veraz es imprescindible, enfrentamos una paradoja: somos quizás la generación con más acceso a todo tipo de información pero a la vez la más susceptible a aceptar como verdaderos asuntos objetivamente falsos. Por ejemplo, hoy, abundan los “consejos especializados” para protegerse del COVID-19 en las redes sociales. Esto, me hizo meditar sobre la seriedad de formarnos, pues lo que puede estar de por medio es ni más ni menos que ¡¡la misma sobrevivencia!!
En definitiva, creo que la forma más eficaz para defendernos de las noticias falsas en las redes sociales es leer. Ojalá y aprovechemos este tiempo de “distanciamiento social” para sumergirnos en ese maravilloso y profundo hábito de leer ¡muy bien y mucho!