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“La guerra no tiene rostro de mujer”, de Svetlana Alexiévich

por Blog
Observador CR

Por Silvia Solano para El Observador,
Enamorada de los libros, los viajes y las buenas historias.
https://silabril.wordpress.com/

Me encanta leer. Desde muy pequeña me comía la curiosidad por saber ¿qué estaban pensando y sintiendo las personas a mi alrededor? Cuando mi abuelita me leía algún cuento, disfrutaba de ese placer oculto de conocer y sentir casi en carne propia lo que el personaje del cuento estaba viviendo. Así, con los cuentos de mi abuelita y las poesías que me leía mi mamá, crecí amando los libros, admirando sus historias y haciéndolos parte de mi vida.

Hoy, cuando un libro me consume desde adentro es uno de los placeres más grandes que tengo. Particularmente, disfruto de las novelas que son basadas, inspiradas o desarrolladas en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Lo viví con Svetlana Alexiévich, ganadora del Nobel de Literatura en el 2015, en su libro “La guerra no tiene rostro de mujer”. Desde las primeras líneas me movió hasta el alma.

En este libro la autora comparte,a modo de crónica, las vivencias, durante muchos años ignoradas, de las mujeres que lucharon en la II Guerra Mundial, combatiendo con el ejército soviético.

Son relatos estremecedores de madres, hijas, hermanas, heroínas y humanas. Ejemplo de ello cuando una de estas mujeres valientes aún después de todo lo que ha vivido dice, “Hay condecoraciones para todo, pero ningún título honorario estaría a la altura de esta madre… De su silencio …”  Leer esa fuerza en una frase, aún para una mujer como yo que ha vivido toda su vida en un país sin ejercito,  conmueve el alma.

O cuando otra de estas valientes sobrevivientes menciona,“Dios no creó a la persona para que sufriera, la creó para el amor. ¿No estás de acuerdo?”.  Éstas valiosas mujeres, aún y cuando han vivido grandes momentos de oscuridad, logran transmitir al lector con cada una de sus experiencias, una calidez que parece casi increíble, por su historia, por lo que vivieron.

Éste es un libro sobre el amor; una vez que termino el último relato tomo conciencia de eso. Amor por la vida, por no perder la humanidad que trata de aferrarse dentro del corazón de cada mujer. Amor por un futuro de paz, por una alegría más, por un nuevo abrazo, un último beso. A pesar de leer y ver por primera vez ésta otra cara de la guerra, la femenina, la de las mujeres que la experimentaron y vivieron cada sentimiento, cada emoción.

Me impresionó y sorprendió que una vez que se llega al final, queda este sentimiento de amor tan profundo. Es el verdadero reflejo de lo que la palabra “amor” puede significar con todos sus matices.  La autora misma lo comparte en el libro cuando menciona “El único camino es amar al ser humano. Comprenderlo a través del amor.”

Es una lectura cargada de contrastes; vivencias que pesan en el corazón. De injusticias, valentía, pero es sobre todo: de amor. Bien lo dice la escritora en el libro sobre su propia experiencia al compartir con éstas sobrevivientes, “Las tengo delante, y a muchas de ellas las veo escuchando su alma. Escuchan el sonido de su alma. Lo verifican con palabras.” La escritora también se conmueve, y lo plasma allí mismo cuando comparte su sentir y menciona:Cada vez me convierto más en una gran oreja, bien abierta, que escucha a otra persona. <<Leo>> la voz.”

Todos los libros de Svetlana Alexiévich son de lectura obligatoria. Los relatos que ella comparte no sólo en “La guerra no tiene rostro de mujer”, sino también en “Voces de Chernóbil”, son vivencias que marcan la vida y llenan de agradecimiento. Son el reflejo del valor humano, de esa fuerza que como raza nos distingue, nos mueve. Son relatos extraordinariamente documentados, que la escritora los comparte en un marco de gran respeto, sin perder la crudeza de una realidad que a veces nos cuesta nombrar y hasta recordar que verdaderamente pasó.