Desde la columna

La hormiga y el astronauta

por Desde la Columna
Observador CR

Jorge Ramírez. Director de Operaciones de Grupo Purdy

Estos meses de pandemia han sido retadores, tanto en el plano personal como el profesional. En lo personal, todos hemos experimentado cambios en nuestras rutinas. En mi caso, ver mi casa convertida en un campus universitario con tres facultades, ya que mis hijos estudian medicina, negocios y comunicación. Imagínense el pretil en media sala y las peleas por el ancho de banda del internet. En lo profesional, me ha tocado ver cómo nos movimos rápidamente, y sin aviso, de planeamientos de mediano a largo plazo, a operar en lapsos de semanas o días dependiendo de lo que nos dijeran cada medio día en las conferencias de prensa; qué sucursales pueden abrir dependiendo del cantón, cuál es el nuevo horario, cómo cambiamos las rutas logísticas, cómo garantizamos el abasto de productos de diferentes países, son decisiones que aprendimos a tomar en cuestión de horas.

Como pueden ver han sido tiempos interesantes; se trata de seguir aprendiendo y salir librados con la menor cantidad de raspones.

Los dos personajes del título me han ayudado para encontrar algún sentido para no perdernos en el camino.

Primero, la hormiga. Nos enseña cómo cuidar el hoy, o sea el hormiguero que nos produce abrigo y techo para poder seguir operando con algún grado de normalidad.

En este punto les paso algunas lecciones aprendidas que nos han permitido mantener el hormiguero completo.

A las hormigas les es más natural reaccionar ante estos cambios abruptos del entorno, puesto que con cada aguacero del invierno representa casi una pandemia diaria y ya ellas están organizadas para sobrellevar estas circunstancias; como nos cuesta a nosotros los seres humanos que a veces nos creemos todos poderosos.

Esto me lleva a mi segundo personaje, el astronauta. Una vez escuché decir a un famoso astronauta tico que lo más bonito del espacio era ver la tierra desde su nave mientras que se orbita alrededor de la misma y ojalá escuchando buena música. Contaba también, que el sentimiento que acoge al ser humano es indescriptible. Tomando esto como referencia, la única forma de retirarse un poco del día a día que nos consume mientras pasamos la pandemia, es abstraerse un poco y tratar de ver la situación desde lejos, desde otra óptica y así notar las grandes ganancias o pérdidas que nos deja esta experiencia. Acá algunas lecciones aprendidas.

Es trabajo de cada uno de nosotros, saber identificar cuándo podemos “bailar” con el astronauta, o “martillar” como la hormiga. Lo que no podemos olvidar es que, con cualquiera de las dos opciones ¡Vamos a salir adelante!