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La identidad psicosexual (primera parte)

Por Margarita Murillo para El Observador He querido hacer un poco de énfasis en lo que significa la identidad psicosexual…

Por Rodrigo Díaz

Tiempo de Lectura: 4 minutos
La identidad psicosexual (primera parte)
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Por Margarita Murillo para El Observador

He querido hacer un poco de énfasis en lo que significa la identidad psicosexual madura, y para esto he basado estos análisis en los aportes teóricos del Dr. Cavanagh, que presenta el Dr. Gastón de Mezerville en la parte de su libro que menciona la madurez humana integral, el Dr. Cavanagh es un psicólogo estadounidense, que retoma y amplia lo planteado originalmente por Sigmund Freud.  Y sobre todo vale destacar que el desarrollo psicosexual es y vendrá a ser un área básica para el  crecimiento humano.

Por supuesto, que para lograr la identidad psicosexual se requiere de una relación apropiada consigo mismo, incluso se sabe por observación de la vida diaria que una gran parte de los problemas que se dan en la vida adulta pueden deberse al crecimiento psicosexual inadecuado – una mala autoestima o un desconocimiento de lo que significa e implica el amor por uno mismo/a.

Si usted está en el área de educación, o es padre o madre de familia y desea fortalecer, acompañar y educar a los niños y niñas y a jóvenes, entonces hay que partir de varios conceptos previos.

La identidad psicosexual, se comienza a desarrollar desde el período de gestación, se hace referencia que a partir de las 20 semanas, aproximadamente, se comienza a desarrollar, lo que pedagógicamente llamaremos”sexo cerebro” y “sexo gonodal”. El sexo cerebro será la percepción que neurológicamente tendra la persona acerca de la identidad, si es hombre o mujer. El sexo gonodal, serán el desarrollo de los genitales masculinos o femeninos.

A partir del nacimiento y hasta los tres años de edad aproximadamente, ambos (niños y niñas) comenzarán, por influencia neuropsicológica, cultural y social a elaborar una identidad femenina o masculina y una mayor conciencia de si se “siente” y “percibe” hombre o mujer. En este período, sexológicamente hablando, se hace referencia a la percepción de dos identidades: hombre o mujer, sin embargo podemos encontrarnos a partir de los tres años, que se da una tercera identidad denominada: transexual, para la cual ha habido mucha polémica, porque es aquella identidad, donde el niño o la niña, manifiesta una incongruencia entre el “sexo cerebro”, ese cómo se percibe (hombre o mujer) y su “sexo gonodal o genital”, y es cuando de manera espontánea y natural, manifiestan que su sexo gonodal/genital no coincide con lo que ellos/ellas piensan que son.

Ante esto tendremos algunas frases como: “soy un hombre pero estos genitales son de mujer” o “se que soy una mujer, pero no sé por qué tengo pene”. Es precisamente con esta población, con la que menos conocimiento y capacidad de abordaje se tiene.

Precisamente social y culturalmente, se hace mucho énfasis en afirmar y meter de manera rígida, el concepto de lo que “realmente” es un hombre o una mujer, incluso en detrimento del tipo de personalidad, habilidades, talentos y dones.  A esto lo llamamos género, que será presionar para que el comportamiento – gustos- formas de actuar, resolver y desear sean los “propios” de su género y no de acuerdo a su carácter o deseos o gustos personales.

Cuando hago mención del detrimento o deterioro de la personalidad sobre la afirmación y, urgencia social y cultural, por que nuestros hijos e hijas, se “conviertan” en hombres o mujeres “normales”, es decir, dentro de lo que cultural y socialmente se espera. Por esta identidad de género y en esta etapa precisamente, se realizan muchas injusticias, violencia y limitación del desarrollo de las personas, por la “exigencia cultural” de cumplir o adaptarse a las normas establecidas de lo que se “espera” que sea un hombre o una mujer.

Ante esto tenemos los ejemplos, de lo que de manera despectiva, podemos llamar “niños varones muy amanerados o feminizados” o niñas muy masculinizadas. Pero estos términos o afirmaciones pueden limitar o incluso hasta eliminar talentos o dones por influencia de nuestros prejuicios y temores. ESTA ES UNA DE LAS GRANDES CONSIDERACIONES QUE DEBEMOS TENER COMO PADRES/MADRES Y EDUCADORES, para evitar caer en violencia o limitar el desarrollo de talentos de nuestros niños y niñas. Educar desde la personalidad, los talentos individuales y sobre todo el respeto a la persona, a su dignidad.

Entonces resumiendo, se habla de tres identidades: hombre – mujer y trans. Luego de la identidad se comenzará de forma paralela a construir la orientación del deseo que inicia con comunicación y conciencia a partir de los tres años. Esta orientación del deseo será presionada por la cultura y sus mandatos.

Podemos observar cómo se enamoran, buscan amigos/amigas para expresar la necesidad de estar y amar a alguién. En esta etapa no debemos alarmarnos si un niño-varón manifiesta que le “gusta” o es el “novio” un compañero del kinder, porque ellos no tienen aún el concepto erótico de novio o novia, es simplemente el deseo de amar y sentir cerca a las personas con las que comparte. Lo mismo sucedería con las niñas, o incluso, el hecho de que mencionen que tienen “novio o novia”.

Esta orientación del deseo puede ser de tres formas: heterosexual (del sexo opuesto), homosexual (del mismo sexo) o bisexual (ambos sexos), algunas teorias mencionan al asexual, como aquella persona que decide no expresar su deseo sexual hacia ninguna persona, pero esto es parte de un proceso de maduración y toma de conciencia. Durante el desarrollo de los niños/niñas de 3 a 7 años, observaremos la construccion de una identidad : hombre – mujer y trans. Y la orientación de un deseo: homosexual – heterosexual o bisexual.

Como una buena base para acompañar es basarse en los conceptos que constituyen las dimensiones de la identidad psicosexual. Siempre que queramos abordar algún incidente de bulling, burla, o desprecio porque un niño o una niña no “cumplen las “expectativas” de lo que debe ser un hombre o una mujer, según la cultura, entonces debemos orientarnos por los conceptos que a continuación desarrollaré sobre las dimensiones de la identidad. ESTAS DIMENSIONES SIEMPRE debemos promoverlas, sanarlas, fortalecerlas.