Desde la columna

La indefensión de las Karinas

Es imposible que uno no se sienta impactado ante el relato que hizo público, una vez más, la modelo costarricense…

Por Berlioth Herrera

Tiempo de Lectura: 2 minutos
La indefensión de las Karinas
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Berlioth Herrera/ Directora de El Observador

Es imposible que uno no se sienta impactado ante el relato que hizo público, una vez más, la modelo costarricense Karina Ramos.

Es muy posible que usted ya esté al tanto, pero si no, le hago un brevísimo resumen. Esta mujer ha soportado por años el acoso incansable de un individuo.

En el episodio más reciente de este drama. El tipo entró al condominio a tocar la puerta del apartamento de Ramos. Quedó grabado. La policía llegó, al hombre lo esposaron y se lo llevaron, pero ya está nuevamente libre.

Ella se pregunta y con toda la razón, cuánto más será necesario ara que a este hombre lo encarcelen. Cuenta -lo cual lo deja a uno sin palabras- que, tras ver el video, surgieron dudas entre las autoridades de si en verdad el tipo intentó entrar a su casa, y bueno, que finalmente no entró. Y uno dice ¿Es en serio?

Muy valiente Karina Ramos por no dudar en denunciar públicamente esta situación. Además, es una figura mediática y rápidamente capta la atención del público. Sin embargo, hoy, Karina Ramos está indefensa.

Nuestro sistema de justicia no le proporciona la seguridad para que pueda vivir tranquila y en paz.

Me pregunto entonces, ¿que pasará con tantas mujeres que no tienen el aplomo, los recursos, la confianza, la fuerza, el apoyo para denunciar un caso acoso? Aquellas que no pueden poner una distancia a su acosador. Mujeres que tienen que soportar que les toquen la puerta cuando al acosador se le venga en gana, que las llamen “putas”, “basura”, “sucias” y más allá, que entren a su casa, que las violenten, que las golpeen, que las violen, que las maten.

¿Cuántas de ellas no podrán decir nada? ¿Cuántas más seguirán, igual que Karina, esperando que la justicia les responda?

Se equivocan si creen que esto le ocurre solo a Karina Ramos por ser una figura pública, una mujer hermosa.

No, posiblemente hay miles de Karinas más, silenciadas, asustadas, acorraladas, indefensas.

Es lamentable, preocupante y vergonzoso que nuestro sistema judicial no pueda proporcionar la seguridad que se necesita en este tipo de situaciones. ¿Cómo vamos a poner un alto al abuso?

Como sociedad seguimos fallando.