Desde la Columna
Ana María Sequeira. Gerente de Relaciones Corporativas y Sostenibilidad. Grupo Purdy
¿Cuántas veces nos preguntamos lo que pasará en un futuro? Probablemente mientras usted lee con calma este planteamiento se lo pregunta de manera concienzuda.
Con ese mismo preludio de ansiedad deberíamos de cuestionarnos cuál es el futuro que queremos vivir en nuestras ciudades, porque de la salud de ellas depende la nuestra, mientras que del aporte que usted haga, más el mío y el de todos, podemos encaminar a un bienestar común en espacios más saludables.
Las ciudades son dinámicas y entes vivos que necesitan la socialización de ideas de movilidad integral, partiendo de elementos tan básicos como el que todo viaje inicia y termina caminando. Con esa democratización de buenas prácticas y la correcta medición es que se pueden crear políticas públicas que faciliten y conecten la vida de las personas.
Las empresas cumplen un papel clave en el aporte de ideas y acciones para mejorar la experiencia de movilidad de sus colaboradores. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), la población en la fuerza de trabajo supera los 2 millones de personas, mientras que el MOPT dice que más de una cuarta parte de los desplazamientos en el Área Metropolitana se dan por motivos laborales.
Entonces ¿qué pueden y qué están haciendo las empresas para conectar de mejor manera la vida de su propia gente y construir un ecosistema de movilidad más eficiente?
Se debe partir de la identificación de consecuencias ambientales generadas por el viaje de los colaboradores desde y hacia su lugar de trabajo, así como la formulación de planes estratégicos que reduzcan el impacto de la calidad de aire y la utilización del espacio urbano.
Los componentes base para que un plan de movilidad empresarial sostenible sea robusto y efectivo son: la inclusividad, una visión a largo plazo, un plan de implementación claro, incorporar diversas modalidades de transporte, enfoque de género y evaluación constante.
La visión de movilidad de Grupo Purdy ha permitido mejorar la calidad de vida y salud mental de nuestra gente a través de una mejor planificación de los traslados, parqueos seguros para los modos de transporte que prefieren, teletrabajo rotativo y la optimización de rutas de la flotilla empresarial, que se reflejó en un ahorro de 23 mil litros de gasolina para la organización en el último año.
Existen marcos referenciales, como el programa Bandera Azul Ecológica – categoría Movilidad Sostenible- que además de ser un galardón pasa a ser guía para compartir ideas y que otras empresas también puedan implementar acciones en pro de la movilidad. Debemos entender cómo se mueve nuestra gente desde y hacia el trabajo, con cuáles recursos y en cuáles horas; ese es un buen punto de partida para ofrecer soluciones participativas en beneficio de ciudades potables y seguras para todos.
Lo anterior aunado a la liberación del congestionamiento vial, ahorro de dinero y mayor bienestar a la hora de trasladarse, como bien lo apunta la investigación “Movilidad sostenible y felicidad”.
Un mundo de movilidad confiable y sostenible se alcanza mediante una cultura de sensibilización, donde las personas entiendan los beneficios de estos planes, y, además, los experimenten y repliquen en sus casas, así como en sus entornos cercanos.
En Grupo Purdy así lo creemos, incluso aplicando estrategias que capacitan a nuestros clientes para ser mejores conductores; cuando nos planteamos el futuro lo hacemos poniendo a las personas en el centro de la movilidad, con soluciones que les permitan desarrollarse de manera fluida y segura.
(Los artículos de opinión publicados en El Observador presentan la voz y opinión del autor. Como medio, nuestro objetivo es ofrecer a los lectores una amplia gama de ideas sobre eventos de interés periodístico o temas de gran interés público pero las opiniones vertidas en esta sección no representan la posición del medio.Si desea publicar un artículo de opinión escríbanos a info@observador. cr)
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