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La salud mental y los emprendimientos: una situación antagónica

Carlos Peña para El Observador En los últimos días he venido debatiendo con la experta en salud mental Andrea Alvarez…

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La salud mental y los emprendimientos: una situación antagónica
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Carlos Peña para El Observador

En los últimos días he venido debatiendo con la experta en salud mental Andrea Alvarez sobre la disyuntiva entre salud mental, balance de vida y el emprendimiento. Desde mi perspectiva, son antagónicos uno de otro.

Entendamos la salud mental como la capacidad de las personas de poder tener una vida sin trastornos mentales que afecten su adecuado funcionamiento dentro de la sociedad, por ejemplo, sufrir de depresión.

La depresión es una enfermedad que cada día afecta más a jóvenes y adultos. En lenguaje sencillo, la depresión se da por gran desbalance químico en el cerebro que te da la sensación de no quererse levantar por las mañanas, perder las fuerzas y ganas de vivir y además de sentirse triste.

En los últimos años, el tema de la salud mental ha tomado gran relevancia en muchos foros de discusión. Esto debido a las crecientes tasas de suicidio en el planeta y otros desórdenes mentales como lo son ataques de ansiedad, la depresión y otros que afectan a las personas.

Las causas de estos trastornos son muy variadas. Algunos teóricos señalan que pueden ser inclusive heredados.

Pero más allá de eso hay otros estudiosos que justifican al entorno como el mayor causante de la situación.

Actualmente pasamos muy aislados, mucho tiempo frente a una pantalla (celular, computadora o televisor). Vivimos una emergencia sanitaria global, grandes injusticias sociales y una sociedad cada vez más prospera para algunos y muy limitada para otros.

Lo anterior me pone a reflexionar sobre si la salud mental es parte del esquema básico de temas que un emprendedor debe tomar en cuenta a la hora de iniciar un negocio.

Hablemos claro: emprender no es fácil. Conlleva muchísimo sacrificio y hay que tener fuerza mental para lograr ser exitoso; si la fuerza mental no es lo suyo mejor no intentarlo. Siempre lo he dicho, las personas racionales NO EMPRENDEN.

Emprender no es racional, es una pasión. Debe de ser una obsesión completa, porque emprender de forma exitosa conlleva trabajar con mucha variabilidad lo que genera estrés, ansiedad. Y el sentimiento de fracaso (porque llegará a fracasar alguna que otra vez) podría despertar depresiones por el sentimiento de derrota.

Pero por lo anterior es que solo los mejores pueden ser emprendedores. No es cualquiera que puede ser líder, negociador, gestor de crear riqueza, empleo e innovación. Emprender de forma exitosa es sólo para personas que en serio resultan ser especiales, sobresalientes, únicos.

Una persona como Jeff Bezos, Steve Jobs, Bill Gates y otros son personas que, si bien tuvieron un entorno preparado para crear éxito, también su capacidad mental de manejo de variabilidad e incertidumbre les permitió lograr crear las empresas con impacto global. Son personas que pudieron sobrellevar derrotas, gran control mental y visión de futuro.

La salud mental no es un lujo que un emprendedor pueda darse; a la gente joven la pasan engañando diciéndoles que emprendan para ser felices, y ese es el típico error de emprendedores novatos.

Emprender es para crear un negocio con un propósito, y en esa operación crear capital para reproducirlo y lograr obtener riqueza; la felicidad y sentimiento de plenitud personal son subproductos de esa actividad.

Lo digo porque emprender conlleva un compromiso. Muchas veces el compromiso nos hace aceptar circunstancias que no nos gustan, que son desagradables y que nos generan sentimientos negativos.

Emprender es como un matrimonio. Si uno quiere que las cosas salgan tiene que aceptar ciertas situaciones que uno en su sano juicio no aceptaría.

Por eso hay tan alta tasa de divorcios, porque la gente no está dispuesta a poner por encima el matrimonio y por eso se divorcian. Lo mismo ocurre con los emprendimientos: como no ven resultados rápidos, en Costa Rica el 42% de ellos emprendimientos no llega ni al tercer mes de vida.

Emprender es un compromiso muy serio. Hay que sacrificar horas de sueño, perder eventos familiares, anularse prácticamente como persona y pasar resolviendo problemas permanentemente. Uno se anula casi como persona para que el negocio crezca, si es que uno tiene la idea de tomárselo en serio el negocio y no como un pasamiento.

Yo siempre creí que al madurar y tener mi negocio iba a poder contratar la mejor gente o tener clientes profesionales, aspiraba a poder tener una estabilidad en mi vida. La realidad es que es todo lo contrario.

Los empleados siempre dan problemas, los clientes no aprecian muchas veces tu valor y todos los días las cosas van cambiando dada la competencia, el mercado, regulaciones y otro sinfín de variables que hay que manejar.

Cuando un emprendedor toma en serio su negocio, no hay tiempo para deprimirse, caer en crisis o tener dudas. Su negocio es primero porque hay que cumplirle a los clientes, llevar dinero para pagar nóminas y cumplirle a sus empleados con los pagos y, finalmente, ver si algo queda para el dueño del negocio.

Andrea Álvarez me decía que la salud mental es vital porque si el dueño del negocio no está bien, el negocio tampoco lo está. Por eso, ella recomienda:

  1. Hacer una planificación de todas las acciones posibles para disminuir variabilidad
  2. Buscar ayuda personal de manera preventiva: psicólogos es una buena herramienta
  3. Buscar apoyos externos de la empresa para la gestión del cambio

Un emprendedor nunca la tiene fácil, por lo que buscar ayuda a tiempo puede generarle ahorros en futuros dolores personales y empresariales.