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La serie “La conjura contra América”, paralelismo audaz con el ascenso de Trump

El estadounidense Philip Roth no tenía en mente a Donald Trump cuando escribió “La conjura contra América”. Pero en la…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
La serie “La conjura contra América”, paralelismo audaz con el ascenso de Trump
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El estadounidense Philip Roth no tenía en mente a Donald Trump cuando escribió “La conjura contra América”. Pero en la adaptación televisiva, el guionista David Simon vinculó la deriva imaginaria de Estados Unidos hacia el fascismo de la novela con la sorpresiva victoria electoral del magnate neoyorquino.

Creador de la serie de culto “The Wire”, David Simon había recibido la bendición de Roth, fallecido en 2018, antes de dedicarse a esa importante novela de la literatura estadounidense, publicada en 2004.

“La conjura contra América”, que la cadena de cable HBO transmite desde el lunes en Estados Unidos y América Latina, se adentra en el género de la ucronía, una versión imaginaria de la historia sobre datos hipotéticos.

Es un ejercicio de moda, como en la distopía “El hombre en el castillo”, otra adaptación de una novela de culto, o en la serie “Watchmen”.

Pero a diferencia de la mayoría de los ejemplares del género, más radicales, la novela de Roth solo se desvía levemente de los verdaderos hechos históricos.

El punto de partida de la serie, los Estados Unidos de 1940 descritos por el novelista y en la serie por un David Simon muy respetuoso con la obra original, es un fiel reflejo de que realmente pasó.

Aunque, a diferencia de la serie, Charles Lindbergh no fue el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, el aviador sí era en aquella época una figura nacional y el rostro del Comité para Estados Unidos Primero (“America First Committee”), un poderoso movimiento aislacionista que reunía a unos 800.000 miembros.

“La conjura contra América” retoma igualmente el discurso político más conocido del heroico aviador -el primero en atravesar el Atlántico en solitario-, en el que condenaba la agresión nazi, pero acusaba también a los judíos de querer arrastrar a Estados Unidos a la guerra.

A la par que hace desviar poco a poco la historia hacia la ficción, la miniserie de seis episodios muestra la transición gradual de una sociedad en la barbarie.

Para ilustrar ese avance lento pero implacable, David Simon, junto con su socio en “The Wire”, Ed Burns, escogió, como Philip Roth, anclar la historia en la cotidianidad de una familia judía ordinaria de Newark (Nueva Jersey), la ciudad natal del escritor.

Y al optar por un número restringido de personajes, la serie no se dispersa y permite la posibilidad de entrar en profundidades evitando los atajos.

“Alegoría de nuestra época”

“El libro de Roth es más poderoso cuando examina lo que los miembros de esta familia judía estadounidense (…) hacen al enfrentarse al ascenso del fascismo en su país”, explica Simon en una entrevista con la radio pública NPR.

“¿Dónde te sitúas en unos Estados Unidos que se están transformando en algo que ya no son totalmente una república?”, añade, trazando un paralelismo entre la época actual y el país dirigido por Donald Trump.

“Y eso es un poco donde estamos” en Estados Unidos, se preocupa el experiodista del Baltimore Sun, a quien se le deben también “Treme” y “The Deuce”, producidas igualmente por HBO, al igual que “The Wire”.

En 2013, David Simon había sido consultado para levantar el proyecto, pero lo rechazó alegando entonces que no creía que Estados Unidos pudiera tomar el camino descrito en la novela.

Barack Obama era el presidente y, para Simon, la evolución de la sociedad estadounidense había dejado atrás los viejos demonios del país como el racismo y el sectarismo.

“Me equivocaba”, reconoce ahora el guionista.

“Es increíble hasta qué punto [la novela] es una alegoría de nuestra época política”, considera Simon, que tuvo un gran reparto a sus órdenes, incluido John Turturro, que da vida a un rabino instrumentalizado por Lindbergh.

“Estoy convencido de que (…) estamos en una trayectoria que nos lleva” a un giro hacia el autoritarismo, si no tomamos conciencia de nuestra vulnerabilidad y de la debilidad de la democracia”, opina Simon.