La capacidad que ha tenido Japón para enfrentar desastres como terremotos y tsuamis inspira ahora a las autoridades centroamericanas para trabajar en materia preventiva.
Mediante la Agencia de Cooperación del país asiático (JICA), se desarrolló recientemente la segunda etapa del proyecto BOSAI, donde se brindó capacitación y preparación
Una década atrás los esfuerzos se concentraron en trabajo con las comunidades, sensibilización y atención a las lecciones aprendidas.
Desde el 2015, arrancó la segunda parte del plan, que se concentra en atender los riegos de forma local.
Los municipios beneficiados con la iniciativa fueron:
- Alajuelita
- Aserrí
- Escazú
- Desamparados
El producto final fue la creación de 43 comités locales de emergencia, concentrándose sobre todo, en la planificación de la evacuación.
“El fin es orientar a la población costarricense para dismuir el impacto de las emergencias que se presenten, basados en los conceptos japoneses de buenas prácticas y lecciones aprendidas obtenidos a través del proyecto”, mencionó el geógrafo de la Comisión Nacional de Emergencias, Douglas Salgado.
Según mencionó JICA, otro tema sobre el que se comenzará a trabajar próximamente es en las emergencias volcánicas, tomando en cuenta las experiencias japonesas y la tragedia del Volcán de Fuego, en Guatemala, el año anterior.
“En Costa Rica actualmente hay cinco volcanes activos: Arenal, Irazú, Poás, Rincón de la Vieja y Turrialba, es por ello la importancia de conocer y aprender del programa Gestión de Riesgo a Desastres Volcánicos de Japón, el cual ha sido exitoso por basarse en la memoria histórica de los desastres, el monitoreo científico y la vigilancia prolija del estado de cada uno de los volcanes, para realizar evacuaciones a tiempo y ordenadas de las zonas y poblaciones amenazadas”, indicaron los expertos nipones.