Tomás Gómez
Cada fin de año se reinicia el debate sobre el uso de pólvora y los efectos negativos que esta termina teniendo en las personas y los animales.
Ello llevó a la diputada independiente Ivonne Acuña a plantear un proyecto de ley que regularía la comercialización y uso de la pirotecnia en el país.
Según el plan, únicamente podrían hacer espectáculos pirotécnicos en la país aquellas empresas autorizadas. Además, se exigiría el uso de “pólvora no ruidosa”, que aporta luz y color más no sonido.
Además, quedaría prohibida la venta, fabricación y almacenaje de otros productos de pólvora comercial.
El proyecto aclara que las únicas excepciones seguirían siendo la pólvora de señalización para emergencias y lo referente a las armas.
Finalmente se establecen las siguientes sanciones:
- Multa de 2 a 10 salarios base a quien detone pirotecnia con ruido mayor a 86 decibeles.
- Sanción de ¢50.000 a ¢100.000 a quien use pólvora ruidosa.
Lo recaudado por dichas multas se usará en campañas de concientización sobre los efectos negativos de la pólvora en las personas y los animales.
Todos los que sufren con la pólvora
En la presentación del proyecto, la diputada Acuña resaltó que son diversos los eventos que recurren a la pólvora, contando desde eventos religiosos hasta matrimonios.
A ello se suma que pese a las regulaciones, los productos peligrosos siguen estando al alcance los niños. “Es de conocimiento popular que muchas personas menores de edad adquieren productos de pirotecnia, ya sea porque alguna persona adulta de manera irresponsable se los facilita o porque los tomaron sin autorización de las casas u otros lugares”, señaló.
“Nuestro país es muy riguroso y existe toda una normativa para que los locales que venden productos pirotécnicos, pólvora, pólvora menuda, lucería y pólvora menuda explosiva aérea, así como para la regulación de espectáculos o eventos pirotécnicos, también es cierto que hay una realidad que como sociedad no podemos ignorar y que estamos obligados a actuar para procurar el mayor bienestar de la ciudadanía, ya que la pirotecnia también ocasiona daños a la calidad de vida de numerosos seres, cuyas secuelas a veces pueden ser irreversibles”, agregó.
Como ejemplo principal de ello destacó a las personas con trastornos del espectro autista (TEA) o con padecimientos de epilepsia. Los juegos de pólvora aumentarían en riesgo de crisis y convulsiones.
Además, se suma el caso de los animales. Los perros suelen llevar la peor parte por su delicado espectro de audición, aunque también las aves se ven afectadas.
Finalmente se mantiene el riesgo latente de las quemaduras. Aunque las quemaduras infantiles han disminuido, diciembre y enero siguen siendo meses críticos por este tipo de accidentes.
