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Liverpool vive una explosión de júbilo tras la victoria de los “Reds”

(Liverpool). Los miles de aficionados del Liverpool que presenciaron este sábado la final de la Liga de Campeones a través…

Por AFP

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Liverpool vive una explosión de júbilo tras la victoria de los “Reds”
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(Liverpool). Los miles de aficionados del Liverpool que presenciaron este sábado la final de la Liga de Campeones a través una pantalla gigante a orillas del río Mersey, estallaron en un clamor de júbilo cuando su equipo se proclamó campeón de la máxima competición europea por sexta ocasión.

“Nunca me había sentido así con el fútbol. No tengo palabras”, dijo abrumado Colin Senior, de 59 años, poco después de ver al capitán Jordan Henderson levantar el famoso trofeo.

“¡Amo totalmente a Liverpool!”, añadió tras la victoria del club 2-0 ante sus rivales ingleses del Tottenham Hotspur.

Poco antes, miles de aficionados envueltos en banderas en el Liverpool Exhibition Centre, junto al río Mersey, habían subido los decibelios entre una lluvia de cerveza y bengalas cuando el árbitro pitó el final.

“¡Es increíble!, exclamó Darryl East, de 38 años, seguidor del Liverpool de toda la vida, quien lucía la camiseta con el nombre de autor del gol de la final, Mo Salah, a la espalda, con la voz rota después de 90 minutos animando al equipo desde la distancia.

“Esto lo es todo… especialmente después de habernos quedado tan cerca el año pasado”, añadió, aludiendo a la final perdida hace un año contra el Real Madrid.

Desde que celebraron el segundo gol de la noche no pararon de ondear sus bufandas hasta el final del partido.

“Estamos absolutamente orgullosos de ellos”, afirmó Karen Clay, de 56 años, otro aficionado de toda la vida del histórico club inglés.

“El entrenador es fantástico. Esto es cien por cien mejor que el año pasado”, añadió refiriéndose al técnico alemán Jürgen Klopp entre cánticos del ‘You’ll Never Walk Alone’.

“Segundo mejor lugar en el mundo”

Aficionados procedentes de todas partes inundaron la ciudad del noroeste de Inglaterra durante el día.

Mientras miles de seguidores Reds se hallaban a casi 1.500 kilómetros disfrutando del ambiente de la final en Madrid, otros no pudieron permitirse el viaje.

“No podía ir a Madrid, pero este es el segundo mejor lugar del mundo para estar”, señala Paul Shingler, de 52 años, un aficionado con la edad suficiente para recordar el título la Copa de Europa de 1981 en París contra el Real Madrid.

“Nunca vi algo igual, es como un mar rojo”, afirmaba mientras veía a la masa de aficionados con camisetas rojas.

A medida que se acercaba el inicio de la final esta ciudad obsesionada con el fútbol parecía hallarse en medio de un carnaval, con aficionados eufóricos, con síntomas de intoxicación etílica, subidos a farolas y andamios.

“Una experiencia excepcional, bebiendo, cantando”, relata Anders Fiskerstrand, un aficionado de 55 años llegado desde Noruega para la ocasión.

El equipo regresará pronto para ser homenajeado en un desfile por la ciudad programado para el domingo en la tarde.

Un aficionado doblemente satisfecho era Damien Brown, que vendió 300 banderas conmemorativas desde el viernes.

“Ha sido una locura absoluta”, dijo sonriendo.

“El año que viene ganaremos”

Entre tanto, el ánimo entre los hinchas del Tottenham que seguían el partido en el Flat Iron Square de Londres se apagaron en cuanto el Liverpool marcó un gol de penal cometido a los 30 segundos de partido.

“No lo hicimos mal”, decía Lisa Garwood, de 51 años, una de las seguidoras de los Spurs. “El penal aquí [señalando su hombro] no fue mano porque fue el primer punto de contacto, así que eso son sandeces”.

La sensación de anticlimax era aún mayor en el nuevo estadio del Tottenham, donde casi 60.000 personas se habían reunido para seguir el encuentro en 10 pantallas gigantes, con la esperanza de ver al equipo del norte de Londres verse coronado por primera vez como campeón de Europa.

En el segundo tiempo hubo brotes de emoción cuando su equipo amenazaba con igualar el marcador. Pero cuando el Liverpool marcó el segundo tanto, a tres minutos del final, muchos hinchas se fueron, sin esperanzas de que su equipo lograra una remontada milagrosa.

No obstante, lo hacían, desafiantes, en medio de cánticos irónicos de “el año que viene ganaremos”.