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Los “bebés pandemia” ya van al kínder: el juego será clave para recuperar las experiencias que el covid-19 les negó

por Tomás Gómez
Observador CR

En junio del 2020, cuando las restricciones por la pandemia estaban en sus épocas más calientes, una familia de Pavas se atrevió a realizar un té de canastilla para un bebé que venía en camino. Las autoridades de la época expusieron el caso y lo responsabilizaron de un número significativo de contagios, al punto en que se acuñó el término “Efecto Baby Shower” para explicar algunos clústers de infección que surgían de eventos sociales.

Ese fue el primer síntoma de que los niños que estaban muy pequeños cuando llegó el covid, o que nacieron en pleno confinamiento, tendrían un proceso de crecimiento diferente.

Aunque muchos intenten olvidarlo, hubo un momento en que las familias no podían reunirse; los parques estaban cerrados y todo tipo de actividad donde los niños pudieran convivir quedó suspendida.

De ese episodio ya pasaron cuatro años, suficientes para que los infantes crecieran y estén llegando a las aulas.

Pertenecer a una generación que no pudo ir a jugar al “play”, que tuvo mucho más cerca a sus papás por el teletrabajo y que no jugó con sus primos o vecinos como se hizo en otros momentos (o se está volviendo a poner en práctica), impacta directamente a estos grupos.

Eso sí, no todas las noticias son malas. Las investigaciones más reciententes han determinado que es posible recuperar las habilidades que pudieron verse afectadas por el encierro y que los mejores resultados se obtienen con una fórmula que hará muy felices a los niños: el juego.

Isabella, Luciana, Mateo y Samuel

Antes de seguir hay que conocer un poco más a los “bebés pandemia”.

En los cuatro años previos a la emergencia nacieron en Costa Rica un total de 271.538 bebés. A ellos, la llegada del coronavirus los sorprendió aún sin haber entrado a preescolar.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) muestran un promedio de 67.885 recién nacidos por año.

El 2020 supuso un quiebre en la natalidad, con una merma mayor al 10% en los nacimientos. En ese primer año pandémico se bajó a 58.156 nacimientos. La caída en la llegada de nuevas personas se mantuvo: para 2021 fueron 54.288 y en 2022, 53.435.

Un dato llamativo es que tanto durante 2020 como 2021, Mateo, Samuel y Santiago conformaron el “top 3” de nombres con que se llamó a los niños.

En el caso de las niñas hubo variaciones. El primer año el ránking lo encabezaron Isabella, Luciana y Valentina. Para el segundo, Luciana pasó al primer sitio, Isabella bajó al segundo y Emma se coló en la lista.

Los bebés que "sintieron estrés"

Para comprender el perfil de los niños que están iniciando su educación formal debe analizarse también su proceso de gestación.

"Aunque el bebé estaba ahí bien, aunque a la mamá no le haya dado covid, el bebé sintió ese estrés; esa angustia, de la incertidumbre", detalla la Directora de la Escuela de Educación de la UNED, Linda Madriz.

La experta resalta que dado que se llevaba casi un siglo sin una pandemia de esas dimensiones no se podría pronosticar como serían los niños que emergieran de ella.

En términos generales, eso sí, se sabe que la infancia más incipiente se trata de descubrimientos, tanto en lo personal como lo social

"La primera forma de aprender los seres humanos es a nivel motor, físico, movimientos", indica Madriz.

"Hay que pensar en todo lo que pasó alrededor de este niño que está en ese periódo crítico, sensible, importante; para el desarrollo de las habilidades cognitivas, comunicativas, sociales", coincidió Rebeca Aguilar, de la Comisión de Psicología Educativa del Colegio de Psicólogos.

Costa Rica reportó su primer caso de coronavirus el 6 de marzo del 2020 (El Observador)

Cuando los niños dejan de ser únicos

La socialización para los niños se divide en dos ejes: una orgánica, que se refiere al entorno de cada uno (familia, vecinos, clases particulares) y otra más institucionalizada. Esa segunda se vincula más a la educación. Será esencial complementar la formación de los más pequeños, tanto en los contenidos habituales como en otras habilidades que se vieron impactadas por el confinamiento.

"Hasta ahora que estamos de verdad impactados recibiendo estos estudiantes vamos viendo algunas cositas y algunos reforzamientos que hay que hacer”, adelanta el experto del Colegio de Orientadores, Manuel Chaves.

Con la llegada a "Interactivo" y "Transción", como se denominan ahora los niveles preescolares, llegará el momento de que los estudiantes vayan teniendo más formalizados los conceptos de rutina y convivencia.

Para comprender esta fase de la llegada a la educación, los expertos retoman otro punto. Tiene que ver con la presencia de papás y mamás en los primeros años de estos niños; pues muchas veces estuvieron en constante convivencia por el teletrabajo.

Ahora llegará el momento de conocer otras figuras de autoridad y sobre todo darse cuenta de que hay otras personas como ellos.

"Los chicos van a la escuela y se dan cuenta que tienen que competir con otros 29 o 30 chicos, que son el centro de atención de sus familias. Entonces eso son cosas con las cuales hay que saber lidiar”, dijo Chaves.

Con la llegada de la pandemia una de las primeras medidas fue el cierre de los espacios de esparcimiento, que eran un punto clave para el esparcimiento de los niños (Ministerio de Seguridad)

El punto a favor: la neuroplasticidad

A pesar de los retos educacionales que tendrán los ahora "niños pandemia", hay expectativa por la capacidad de adaptación y por los nuevos descubrimientos sobre la formación.

Aunque antes se hablaba de una etapa clave de aprendizaje que llegaba a los 6 años, ahora se estima que la misma puede extenderse a los 8, lo que abre nuevas oportunidades para atender las adaptaciones por las que pasaron los niños.

“El preescolar es determinante en cualquier proceso, son los años más importantes en el tema del desarrollo cognitivo, hay un tema de la plasticidad del cerebro, son los años en que empezamos a moldear y absorberemos mucha más información. Durante estos años el cerebro está haciendo un conjunto de conexiones que son muy importantes para el aprendizaje pero para el desarrollo de la vida en general”, detalla Jennifer León, investigadora del Estado de la Educación.

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Destacan como lo que pase con los estudiantes de menor edad ahora terminará por manifestarse en las siguientes décadas dentro del sistema educativo.

“El preescolar tiene que ser un preescolar de muy alta calidad porque ese es el primer nivel. Es ahí donde el país tiene la oportunidad de nivelar la cancha. Si desde el preescolar tenemos desniveles y una gente tiene mayores habilidades que otra porque viene de mejores contextos entonces ya entramos en desventaja”.

"Si esa educación de primera infancia se mantuviera a lo largo de la vida, con ese respeto, con ese enfoque que se tiene a los niños, tendríamos muchísimos menos estudiantes con dificultades y barreras para el aprendizaje", suma la experta Madriz.

 

¿Aprender jugando?

Un tema donde coinciden todas las áreas expertas consultadas y donde también se suma el Ministerio de Educación Pública (MEP) es en la necesidad de hacer lo más atractivo posible el proceso de formación.

La fórmula es el juego como vía de enseñanza, donde se combine lo académico con otros insumos clave para la vida.

"El juego más allá de ser una distracción es el entorno natural de aprendizaje del niño. Ahí adquirimos todas nuestras habilidades para interactuar o lo que podríamos llamar también las habilidades blandas: la empatía, la paciencia, el trabajo en equipo", establece la psicóloga Aguilar.

La Ministra de Educación, Anna Katharina Müller señala que con propuestas lúdicas se busca enfocarse en el contexto de las competencias. "No solo enfocándonos en los conocimientos, en habilidades sino también en las actitudes y en las relaciones interpersonales”, acotó.

 

Papás, mamás y los descubrimientos en los niños

En todo tema educativo se ven como un eje transversal el rol de los papás y mamás; quienes también están llegando a las aulas con sus hijos.

Los expertos reiteran que más allá de lo que pasa en el kinder, debe mantenerse el trabajo en equipo entre papás y docentes.

En ese punto, se reitera que será clave que las familias sigan buscan oportunidades para los niños.

"Algo sumamente importante que yo siempre le recomiendo a los papás es que traten de explorar cuales son los intereses de sus hijos y traten a través del interés de su hijo que este niño esté en un grupo de pares donde él esté no solamente disfrutando de aquello que hace, ya sea música, danza, natación, que ese espacio también se convierta en un espacio para propiciar experiencias”, indicó Aguilar.

"Las familias que todavía el niño no ha entrado empecemos a facilitarle experiencias que lo acerquen de una forma muy orgánica a esa socialización. Llevémoslo a parques infantiles, busquemos si hay familiares de la misma edad llevarlos, para facilitarle esas experiencias y un proceso de atención temprana", siguió Madriz.

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La educadora menciona otros dos factores a tomar en cuenta con los niños que están debutando como estudiantes.

En primer lugar, dimensiona las etapas del proceso educativo, donde será fundamental respetar el ritmo.

"Esa educación de primera infancia no está hecha ni para aprender a leer, ni para aprender a escribir. Que no se preocupen las familias para eso”, dijo. "No estresen al niño con eso. Cuando él esté maduro lo va a hacer", siguió.

Aparejado a ello está el tema de que la convivencia con otros niños o el enfrentarse a los nuevos retos educativos podrían empezar a detectarse algunos desafíos de aprendizaje; o incluso algunas condiciones de discapacidad que pueden manifestarse hasta los 7 años.

En esos casos, la especialista advierte de los cuidados en el abordaje, poniendo siempre en primer lugar el interés del niño.

"A veces algunos diagnóstico se ponen de moda y yo no se de donde salen. Le ponen una etiqueta, es muy fácil etiquetar a un niño pero es dificilísimo después quitarle esa etiqueta. Los diagnósticos no es para etiquetarlos sino para buscar los apoyos que ese niño requiere”