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Los bonos verdes: una oportunidad para el financiamiento de proyectos de desarrollo sostenible

Msc. Rafael Sanchez Meza. Profesor Lead University En el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los Objetivos…

Por Desde la Columna

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Los bonos verdes: una oportunidad para el financiamiento de proyectos de desarrollo sostenible
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Msc. Rafael Sanchez Meza. Profesor Lead University

En el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se trata de una agenda multinivel, en la cual se trazaron 17 objetivos compuestos de 169 metas específicas que la comunidad internacional deberá cumplir para el año 2030 (a lo cual también se le conoce como Agenda 2030).

Ese mismo año, en la ciudad de París, las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) aprobaron el histórico Acuerdo de París. El objetivo central “es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, esto manteniendo el incremento de la temperatura global en el siglo presente por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados.

Tanto para la consecución de los ODS y sus respectivas metas, como para el alcance de las metas del Acuerdo de París, resulta imperativo que se refuercen los mecanismos de financiamiento para países en desarrollo. De manera que estos puedan ejecutar políticas integrales en el marco social, económico y ambiental, que aumenten la productividad, permitan una baja en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), impulsen el desarrollo de energías renovables, entre otras medidas que les permitan avanzar hacia un desarrollo sostenible.

Según un Informe realizado en 2017 por la Comisión de Negocios y Desarrollo Sostenible (BSDC, por sus siglas en inglés) los inversionistas pueden generar más de US$1,2 billones invirtiendo en oportunidades sostenibles vinculadas con los ODS en la región. Los inversionistas podrían jugar un papel trascendental para proporcionar los recursos financieros necesarios para llevar adelante este tipo de iniciativas, y así apoyar las medidas que adopten los países en desarrollo y los países más vulnerables, en consonancia con sus propios objetivos nacionales.

A su vez, según el BID para el año 2030 la región necesitará una inversión aproximada de US$75.000 a US$80.000 mil millones anuales para cumplir con el Acuerdo de París, por lo que mecanismos de financiamiento como los llamados bonos temáticos o instrumentos de valores temáticos, que incluyen bonos verdes, sociales y sostenibles, así como los bonos ligados a la sostenibilidad, se constituyen como fuentes de gran relevancia para el alcance de estos objetivos.

Actualmente en Costa Rica, se avanza en la Asamblea Legislativa en un proyecto de Ley para establecer las regulaciones generales para promover el financiamiento e inversión mediante el uso de Valores de Oferta Pública Temáticos en actividades, obras y proyectos tendientes a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles y la Estrategia Nacional de Cambio Climático.

Reactivar la economía

Hoy, más que nunca, se torna crucial impulsar acciones para reactivar la economía costarricense, pensando no sólo en el progreso económico sino también en el progreso social y ambiental. El COVID-19 no sólo está generando consecuencias económicas, sino que además pone en riesgo la capacidad que tenemos como sociedad para cumplir con los ODS en el 2030; lo que en términos prácticos significa que el bienestar y progreso social de nuestra sociedad está en riesgo no sólo de estancarse si no de empeorar.

Costa Rica se ubica en una zona que está especialmente expuesta a los impactos del cambio climático, con afectaciones tales como reducción del potencial agrícola; dificultades para suministro de agua a poblaciones e inundaciones en planicies costeras. También, incremento en intensidad y frecuencia de tormentas, inundaciones y huracanes; así como mayor incidencia de incendios y pérdida de biodiversidad. No queda duda alguna que el cambio climático es una prioridad.

Estos mecanismos de financiamiento se presentan como una gran oportunidad para acceder a un grupo de inversionistas internacionales con enfoque social y/o verde, el fortalecer el posicionamiento a nivel internacional de la marca país sobre una estrategia ambiental y gobernanza corporativa y generar un impacto positivo en su ambiente de negocios.

El estado costarricense podrá contar con un instrumento financiero novedoso e innovador donde sus instituciones autónomas, las empresas públicas y las municipalidades podrán generar proyectos en energías renovables, eficiencia energética, transporte limpio, agricultura sostenible, servicios ecosistémicos marinos, infraestructura para el agua potable y productos adaptados a la economía circular.

Sin duda, la oportunidad para el financiamiento en proyectos verdes y una transición hacia una economía más verde es una apuesta para el país en la recuperación económica, generación de empleos y resiliencia al cambio climático. Nos llegó la hora de actuar en pro de las generaciones futuras.