Harold Leandro
El panorama de este sábado en Multiplaza Escazú era desolador. Aquél centro comercial que de ordinario era sinónimo de loca actividad, con sus pasillos llenos de gente que observaban ventanas con el objetivo de comprar hoy es solo un recuerdo debido a la pandemia de coronavirus que afecta al planeta.
Para empezar, desde el parqueo se comienza a notar la diferencia: Hay campos libres por todo lado. Por eso, si usted lo visita, no tendrá ningún lío para estacionar su carro.
Ya al ingresar en el inmenso edificio se confirma el nuevo estatus: Cuesta observar a alguien en los salones, pasillos, tiendas, food court, área de juegos, cines, etc.
¡La soledad es total! Tanto que los guardias de seguridad, esos que tratan de pasar inadvertidos siempre, ahora son visibles.
Está tan vacío que los que se encargan de recoger los platos en el food court limpian los vidrios, paredes y pasamanos. Los que compran comida son básicamente los empleados de los pocos negocios que aún no han cerrado.
A ojo de buen cubero, el 60 por ciento de las tiendas están cerradas, casi todos con un cartel en la puerta que dice que por la emergencia del coronavirus “a partir del sábado 21 de marzo y hasta nuevo aviso, nuestras tiendas permanecerán cerradas”.
En los pocos negocios que siguen abiertos no se observa mayor movimiento, pues los clientes no ingresan a preguntar o comprar.
Por ello, aquella típica escena en la que la gente caminaba con las bolsas de compras hoy es una quimera.
Pese a esto, no se miran anuncios de rebajas, algo que podría enganchar a los escasos parroquianos que se animan a llegar a este templo del consumismo.
Tampoco se observa un solo dispensador de alcohol en gel. Solo en la entrada al Automercado un empleado, amable y diligente, ofrece para usar en las manos.
Hoy Multiplaza Escazú está que asustan y el problema para nuestra economía es que pasará mucho tiempo para que vuelva a la vida normal.
Harold Leandro
