Tomás Gómez
Como le pasó a otros países desarrollados antes, a Centroamérica le llegó su hora de perder el bono demográfico, es decir, de tener una población que se va envejeciendo sin que haya un segmento más joven produciendo recursos claves para financiar pensiones y seguridad social.
La tendencia es general en la región y particularmente grave en Costa Rica y Panamá, donde el envejecimiento avanza más rápido. A ellos se suma El Salvador, donde la tasa de natalidad también es más baja que el promedio.
Así lo alerta la más reciente edición del Informe del Estado de Región, que monitorea diferentes aspectos demográficos.
La manera enfrentar ese vacío que va quedando está dividida en dos vías según los expertos.
En los países donde el bono sigue vigente, la apuesta principal está en capacitación para tener una fuerza de trabajo más calificada.
“Una de las estrategias para dar un mejor aprovechamiento al bono demográfico es la ampliación de las oportunidades para la formación y educación técnico-profesional (FETP) de las personas jóvenes, o bien de personas adultas que pueden ser reentrenadas, con el fin de reinsertarlas en los mercados laborales y desarrollar contingentes de trabajadores en sectores económicos claves para la modernización productiva de los países y atender los
requerimientos de los mercados laborales futuros”, señala el informe.
Para los países donde ya el envejecimiento va más avanzado, la migración se está convirtiendo en un salvavidas.
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“Tanto Costa Rica como Panamá son países receptores y lo en que buena medida están haciendo los flujos migratorios es importando bono demográfico. Están llegando personas en edad productiva que vienen a incorporarse en actividades donde hay un déficit de recurso humano”, destacó Alberto Mora, coordinador del Informe.
“Los estados deberían generar las políticas públicas para facilitar la inserción de los migrantes al mercado laboral en las mejores condiciones posibles, porque vienen a hacer aportes sustantivos a la producción”, explicó. “Es necesario flexibilizar los mecanismos en materia de incorporación a la seguridad social porque estamos necesitando que la mayor cantidad de personas puedan contribuir a su sostenibilidad”, agregó.
El experto detalló que Costa Rica y Panamá ya deberían tener más avances en atención de adultos mayores, tanto en salud como en cuido.
Para el resto de la región en panorama pintaría más complejo pues desde ya tienen sistemas de seguridad social débiles.
“Los estados deberían generar los mecanismos de política pública necesarios para facilitar esa movilidad y la inserción al mercado laboral en las mejores condiciones “, agregó.
Centroamérica cosechará más problemas desde el kinder
La sostenibilidad de los sistemas sociales pasa necesariamente por el mercado laboral y por ende la educación, donde Centroamérica está cosechando problemas serios.
El factor más preocupante está en la poca cobertura que viene teniendo la educación preescolar, esencial para el resto de actividades.
Aunque Costa Rica sigue teniendo índices superiores al 90% de cobertura, sus vecinos no tienen registros positivos. En países como Honduras, Guatemala o incluso República Dominicana menos de la mitad de los niños en edad preescolar están asistiendo a un kínder donde arrancar su educación.
Así lo explica la última edición del Informe de la Región, preparado por Conare y que encontró que, en general, no hay avances significativos en la matrícula de ningún nivel educativo.
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Mientras la primaria sigue siendo el nivel más cursado, la educación temprana y la secundaria siguen quedando relegadas.
Los efectos que tenga la desatención del preescolar generan preocupación en los expertos, pues se trata de vacíos que serán claves en la vida adulta.
” Entre el 40% y 60% de los niños no asisten a preescolar, ciclo que a la luz de las investigaciones internacionales recientes es fundamental para el desarrollo de capacidades y competencias que están siendo demandadas de manera creciente en los mercados laborales “, detalló Mora.
