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Los Tenores & Armando Manzanero: un viaje para reír, cantar, amar

Afuera del alfombrado salón del Centro de Convenciones de Costa Rica todo parecía un pequeño hormiguero. Anoche, la gente ocupaba…

Por Ana María Parra A.

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Los Tenores & Armando Manzanero: un viaje para reír, cantar, amar
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Joaquín Yglesias, Arnoldo Castillo, Rodolfo González y Ricardo Bernal dieron un generoso concierto e hicieron finos juegos vocales en el espectáculo “Contigo aprendí”. (Agencia Ojo por Ojo para El Observador)

Afuera del alfombrado salón del Centro de Convenciones de Costa Rica todo parecía un pequeño hormiguero.

Anoche, la gente ocupaba en su totalidad las mesas para un tentempié antes de la cita a la cual fueron pasando en calma, orden y algunos al filo de la hora convenida: las 8 p.m.

La cita tardaba en concretarse. Nadie sabía a ciencia cierta el porqué, pero más sillas se iban colando en aquel espacio con aire acondicionado, mesas bien vestidas, meseros impecables y gente, sinceramente: amable.

El lugar quedó a oscuras, el anuncio propio de que un espectáculo va a comenzar. Y así fue como a las 8:30 p.m. una orquesta estilo Big Band conformada por 30 músicos y los cuatro miembros de Los Tenores tomaron el escenario.

El “Contigo aprendí”, que emulaba el título de una de las decenas de canciones legendarias del mexicano Armando Manzanero, estaba en acción.

Aquel venue ubicado en Heredia no fue tarea fácil. El sonido dio sus altos y bajos en las primeras tres canciones opacando en un principio las voces de tres de Los Tenores, pero en pronto ajuste fue corregido.

Empezar llenos de aplausos

Un público paciente perdonó aquel desajuste de sonido y premió con aplausos cada una de las canciones de la apertura: “Júrame” , la primera en ser entregada; “Come Fly with Me”, la segunda en dejarse escuchar y “Fly Me to the Moon”, ambas ampliamente conocidas porque en los años 60 fueron éxitos de difusión en la voz de Frank Sinatra.

Lo cantado por Sinatra le viene como anillo al dedo a Los Tenores, así que a lo largo de la noche apareció también “New York, New York”, perfecta para sacarle partido al sonido de Big Band que acuerpó el espectáculo.

Y trajeron del pasado Los Tenores otras grandes canciones: “La BiKina”, tan popular entre los mariachis en la voz de Los Tenores tomó un vestido elegante; “Granada”, una pieza casi obligatoria cuando se trata del canto lírico y el crossover y “Sway” tan conocida por la interpretación de Michael Buble o Dean Martin.

“Made in” Costa Rica

Para quienes han seguido a Los Tenores a lo largo de sus varios conciertos en teatros y orquestados, la noche del sábado fue una sutil lección de datos no conocidos.

La primera prueba de ello vino en “Hechizame” la cuarta canción en el repertorio. “Vamos a estrenar una canción que no hemos hecho en nuestros conciertos”, contó al público Arnoldo Castillo.

El autor de la letra, Mario Gómez, estaba entre el público y fue la primera de varias canciones que Los Tenores mostraron en una especie de adelanto.

Como bellas novedades sonaron “Presagio”, la versión que Los Tenores hicieron de la canción de Malpaís que arrancó aplausos y coros de las 2.500 personas que se calcula llenaron el salón.

Un fragmento de la versión de “Presagio” original de Malpaís.

“Presagio” fue el momento oportuno y preciso para que Los Tenores mencionaran a quien calificaron como “nuestro arreglista”: Marco Castro-Pinagel, también presente en el público.

Fue así como fueron apareciendo a lo largo de la noche temas que el joven arreglista produjo junto a Arnoldo Castillo: “Madre” -letra del padre del tenor-, un emotivo medly de Mocedades, así como, el medly de Armando Manzanero con el cual Los Tenores le dieron la bienvenida al escenario a ese legendario compositor.

Fragmento de medley de Mocedades por Los Tenores.

La hora del Maestro

Cuando Armando Manzanero entró al escenario primero fue una lluvia de aplausos lo que le recibió, a los segundos fue una ovación de pie. Eran las 9:32 p.m.

“He venido a este gran país desde los años 60 cuando existía un teatro llamado el Reventós, así que me es muy grato volver estar esta noche aquí cantando con mi amigo (se refería a Castillo) y con estos muchachos que se dedican a la música en serio”, dijo Manzanero. Los aplausos coronaron sus palabras.

“Y me preguntan que por qué vengo a Costa Rica. Porque vine a ver llover…” bromeó Manzanero matando dos pájaros de un tiro: la referencia a un sábado de tremendos aguaceros y la letra de su conocida “Esta tarde vi llover”.

El público reía con él, y no fue la única ocasión porque a lo largo de la noche desató bromas, chistes y anécdotas cariñosas. En lo que él calificó su celebración de 85 años de edad.

Las grandes canciones

“Como yo te amé” fue interpretada por Manzanero con Joaquín Yglesias; en “Somos novios” fue Arnoldo Castillo quien tomó la voz cantante y en “Adoro” Los Tenores en pleno compartieron el protagonismo junto a la “leyenda viva” como lo calificaron los cantantes.

Un espacio del concierto fue de entera improvisación para Manzanero. “Maestro, ahora usted haga lo que quiera”, le dijeron Los Tenores.

Actuación de Armando Manzanero junto a Los Tenores.

Y al pie de la letra lo ejecutó Manzanero. Sentado al piano hizo “Esta tarde vi llover”, “Te extraño”, “Apaga la luz” y “No”.

Era tal la fuerza de Manzanero que hubo un momento en que Los Tenores, apoyados en el negro piano de cola, quedaron absortos viéndole tocar hasta que el Maestro les tarareó una frase y salieron de su estado de concentración para ponerse al hilo en la cantada.

Ese momento desató risas y aplausos. Como suspiros y frases de “aahhh” emanaron de público en varias de sus interpretaciones.

Apareció “Como fue”, donde Rodolfo González tuvo la batuta y en esa canción Manzanero se despidió.

Como un homenaje a él, Los Tenores hicieron “Malagueña” comandanda por el mexicano Ricardo Bernal que arrancó aplausos en su falsete.

Con “El triste” Los Tenores seguían sacando aplausos y fue con “´O Sole Mio” que lucieron uno a uno sus voces con largas notas sostenidas y así fue como pusieron punto final al “Contigo aprendí”.

El pequeño hormiguero volvió a cobra vida ya afuera del salón y era fácil escuchar como más de alguien tarareaba en el tumulto: ”
O sole, ‘o sole mio …”

Fotos: Eyleen Vargas Agencia Ojo por Ojo para El Observador.