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Popcorn506 para El Observador
Ha surgido como respuesta a la gran tendencia que están adquiriendo las producciones basadas en hechos reales.
Esos famosos True Crime, que muchas veces salen en forma de documental y resultan súper impactantes.
Pero, honestamente, no son para todos los públicos, ya que la ausencia de cualquier elemento de ficción puede provocar escenas de depresión o pánico en los espectadores más sensibles.
El caso de Candy Montgomery fue uno de los casos de asesinato pasional más famosos en los Estados Unidos de hace ya cuatro décadas. Y esta no es la primera ocasión en la que esta historia se traslada a la pantalla.
Lo que nos trae aquí hoy
La que aquí nos trae hoy es la producción que está ahora mismo en emisión en HBO MAX. Esta es protagonizada por Elizabeth Olsen y con otros actores de sobra conocidos para el público, como Jesse Plemons, Krysten Ritter o Lily Rabe.
Love & Death nos cuenta la historia de un par de familias norteamericanas, de corte conservador, que se conocen en su parroquia y que, en realidad, son muy diferentes. Sobre todo, las mujeres.
Candy Montgomery es una persona resuelta, directa y con bastante confianza en sus capacidades y posibilidades.
Por su parte, Betty Gore tiene bastantes problemas, le cuesta salir adelante en el día a día y tomar decisiones.
Además, parece que algunas cosas con su marido no son tan fluidas como a ella le gustaría. Porque, reconozcámoslo, en ocasiones tenemos demasiado idealizadas las relaciones de pareja y cuando las cosas se salen del marco establecido surgen crisis exageradas.
No vamos a decir que Allan Gore sea tampoco el alma de la fiesta. Se parece bastante a su mujer, aunque tiene en el trabajo una vía de escape perfecta para sus pensamientos más intensos.
Y llega la aventura extramatrimonial
Hasta que llega el día en el que Candy, que es una mujer llena de inquietudes y curiosidad, decide hablar con su amigo Allan y proponerle una aventura extramatrimonial.
Será una cosa puramente física, sexual, de placer puro y duro. Pero sin sentimientos. En el momento en el que alguna emoción fluya, hay que cortar por lo sano. Y, para que esto funcione, lo planifica todo al dedillo.
Entre nosotros: seguro que hay quienes han salido adelante con un plan mucho menos elaborado que las anotaciones y previsiones que Candy había dispuesto para su aventura con Allan.
Las virtudes de la serie
A la hora de analizar las virtudes de la serie, queremos destacar tres aspectos, sobre todo.
El primero, que es muy agradable y facilita esa complicidad con el espectador, es la música. Una brillante compilación de canciones de la época y alrededores, que incide en esta sensación de nostalgia o de ambientación.
Los ochenta siguen estando de moda, aunque no tanto por este tipo de historias truculentas, pero disfrutar de esas historias con buena música siempre está bien.
Lo mismo sucede con los elementos de vestuario, decoración y utilería. Porque aquí tampoco se ha escatimado detalle alguno.
Tanto es así que todo parece verdaderamente natural, e incluso nos hace sentir extraños, como si fuera tan cercano que nos sentimos como que hemos viajado al pasado por momentos.
No podemos dejar de destacar la impresionante labor de Elizabeth Olsen. Ella es, sin duda, la artífice de que esta serie funcione como funciona.
Tiene un talento especial, que hace que nos creamos prácticamente cualquier mirada, aunque no queramos hacerlo. Aunque sepamos que es mentira. Nos puede, y no es pura debilidad de fan cinéfilo.
Hay que recordar que hace tan solo unos meses fue la propia Star+ la que produjo la misma historia, en ese caso protagonizada por Jessica Biel en el papel de Candy.
Una producción también consistente y ambiciosa, aunque con resultados diferentes. Y aquí es donde entra el último punto que queríamos destacar.
El nombre detrás de Love & Death, el auténtico artífice de esto, es David E. Kelley. Es uno de los mejores productores y guionistas de series de televisión de las últimas décadas.
Lleva años creando grandísimos éxitos para la pequeña pantalla como Big Little Lies, Goliath, Boston Legal, Ally McBeal o Picket Fences.
Así que es normal que tenga conocimiento de las teclas adecuadas para convertir una serie ya intentada en un producto atractivo y poderoso para las plataformas.
En definitiva, estamos ante una serie que aúna dos elementos muy potentes y que hará las delicias de los espectadores que buscan algo de morbo mezclado con emoción, pasión y buenas interpretaciones.
Lo peor, que de aquí no se pueden sacar más capítulos, o más temporadas. Nos quedaremos con la miniserie y, sobre todo, con esa Candy tan cándida. O no.
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