Tomás Gómez
El expresidente Luis Guillermo Solís usó sus redes sociales para respaldar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y marcar su apoyo a una revisión de los impuestos.
Aunque destacó que falta un espacio de diálogo para evaluar la propuesta, Solís calificó la negociación de “imprescindible para garantizar la estabilidad de Costa Rica en el corto plazo”.
“Como cualquier propuesta, la del gobierno es perfectible. Ello, con el fin de lograr que paguemos los que más tenemos, reactivar la economía y la productividad, reducir al máximo los impactos negativos en los sectores medios y dotar de mayor eficiencia y eficacia a la administración en general, y a la administración tributaria en particular”, agregó.
OBSERVE MÁS: Nuevos impuestos representan 73% del ajuste en propuesta de Gobierno al FMI
El primer mandatario electo por el PAC insisitió también en que se deben revisar los temas de evasión fiscal, en lo que pidió más respaldo del Banco Central.
“Se deben habilitar de inmediato los espacios en donde sea posible desarrollar el diálogo social y político que el país requiere, con el espíritu solidario, responsable y patriótico, y en los tiempos apremiantes que este proceso demanda”, concluyó.
La receta de los expresidentes
La postura de Solís se suma a la externada por otros exmandatarios consultados por El Observador durante el fin de semana.
Óscar Arias (1986-1990, 2006-2010), Rafael Ángel Calderón (1990-1994), Miguel Ánge Rdríguez (1998-2002) y Laura Chinchilla (2010-2014) coincidieron en la necesidad de equilibrar la propuesta entre impuestos y recorte del gasto.
“El Poder Ejecutivo hace un planteamiento para poder llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional donde a mi juicio cometen el error de poner demasiada cantidad de impuestos”, evaluó Calderón, a quien Rodríguez se sumó indicando que “es inconveniente un programa que se basa casi exclusivamente en impuestos”.
Chinchilla prefirió no profundizar detalles de las críticas al plan y Arias retomó una propuesta hecha para que durante el 2015 y 2016 el déficit se redujera en un 5% del Producto Interno Bruto (PIB), con un 3 puntos porcentuales vía impuestos y 2 puntos porcentuales de reducción del gasto.
“Hoy la receta sigue siendo la misma, aunque la situación financiera del gobierno es mucho más crítica. Por ello, es imperativo alcanzar un acuerdo entre las diferentes fracciones políticas representadas en nuestro parlamento que contemple un balance entre nuevos tributos y el recorte del gasto”, sostuvo.
Los cuatro tuvieron consenso en que el Gobierno tendrá que redoblar esfuerzos de diálogo, ahora más complicados por el reducido tamaño de la fracción oficialista.
