Luna Llena en Tauro… ¿qué significa para mi?

Catalina para El Observador

Las Lunas llenas señalan el fin de un ciclo.

Tauro nos habla de nuestras posesiones, dinero, nuestro cuerpo. También de nuestros valores espirituales, nuestra autoestima, los talentos que tenemos para ofrecer y de aquello que nos protege y brinda seguridad.

Urano está en conjunción a la Luna. Y si las Lunas llenas iluminan, con Urano esa luz se intensifica y coge velocidad. No nos está dando tiempo ni siquiera de digerir todo lo que pasa. Hay sorpresas, nos damos cuenta de cosas: adentro y afuera, hay giros repentinos de planes. A Tauro le gusta lo fijo, lo seguro, lo estable. A Urano le gustan la libertad y los cambios.

Todo esto incomoda.

Esta Luna nos invita a soltar aquello con lo que estamos identificad@s y nos da seguridad: creencias, pertenencias, valores, personas, heridas.

Para transformarnos.

Y si no lo soltamos, Urano se encargará.

Recordemos que la Luna también nos habla de emociones, de lo que me da seguridad, lo que me es familiar. Urano allí propone otras maneras de seguridad, de crear familia, de generar ingresos, de generar estabilidad, otros talentos.

Venus participa activamente de esta lunación y habla de vínculos, de placer, de nuestros deseos. Junto con esta Luna también habla de lo femenino. Lo emocional, lo espiritual. Quirón toca a Venus y nos indica la herida femenina. Por ejemplo: los espacios culturales y artísticos cerrados en cuestión de horas (energía femenina también).

Hay una estructura que no valora lo femenino, lo emocional, lo espiritual y eso lo vemos afuera, pero también está dentro nuestro. Libra nos pide justicia, armonía y equilibrio ante esta herida.

Con Mercurio también en Libra y en tensión queremos hablar, queremos reclamar pero hay algo que nos frena y reprime. Marte sigue acumulando una ira que necesita sublimarse

Con esta Luna soltaremos los muros que nos impiden acoplarnos con la energía escorpiana de este mes, para así desnudarnos, mirar nuestra sombra, nuestra completitud: lo ‘bueno’ y lo ‘malo’, aprender del dolor, de la entrega, para así ir hacia nuestra transformación espiritual.