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Luno cumple 6 meses encerrado en perrera de Madrid; dueña no descansa en lograr liberación de mascota

Luno cumple seis meses encerrado en una perrera en Madrid, España, y su dueña aumenta la presión para lograr la…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Luno cumple 6 meses encerrado en perrera de Madrid; dueña no descansa en lograr liberación de mascota
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Luno cumple seis meses encerrado en una perrera en Madrid, España, y su dueña aumenta la presión para lograr la liberación de su mascota.

Este animalito quedó en manos de las autoridades españolas en marzo pasado, luego de que llegara en un vuelo procedente de Costa Rica.

Luno llegó con su dueña, Andrea Torres y aunque sí llevaba los documentos que acreditaban que el perrito estaba vacunado no tenía puesto el chip que exigen las autoridades en este país europeo.

Desde entonces Andrea vive un calvario por varias razones.

Primero, ella vive a cuatro horas de distancia de Madrid, lo cual le dificulta su traslado regularmente.

Segundo, el animalito vive en una pequeña jaula y, según su propietaria, tiene pocas opciones de salidas.

Tercero: el tiempo máximo para una retención es de tres meses y, en su caso, ya son seis meses y las autoridades no dan visos de liberar a Luno. Esto a pesar de que se comprobó con el tiempo que el animalito no representa un riesgo para la salud pública.

Cuarto: el daño emocional que le ha causado la separación de su mascota, comentó a este medio semanas atrás.

Un poco de alegría

En medio de este drama, Andrea pudo sonreír un poco cuando logró verlo esta semana. Su cara de emoción se desbordaba.

Así consta en un video que ella compartió con un grupo de personas de diferentes latitudes y profesiones que abogan por la liberación de Luno.

A pesar de la felicidad que se ve en el video, Andrea contó que no fue una experiencia agradable en la perrera.

“Muy mal nos recibieron. Hasta la policía estaba en la puerta, porque temen no sé… Si solo iba a visitar a Luno. (Tanto que) nos metieron en la oficina y estuvimos encerrados y luego pusieron cadenas… ¡como nunca!”, expresó.

Cadena de errores

El encierro de Luno es precedido por una cadena de errores que Andrea confiesa lamentar. Ella asegura que creyó en las indicaciones que le dieron en los diferentes lugares previos al aterrizaje en Madrid en marzo.

Meses atrás, El Observador conversó con Mónica Olivares, responsable de la Asociación para la Gestión Ética y Responsable de Animales Abandonados en España. Y esto explicó:

Nicaragua: el primer error

El primero se dio en Nicaragua, país donde Andrea se encontraba con su mascota.

La mujer -quien es ciudadana española- hizo sus gestiones de viaje con una agencia.

De acuerdo con lo que Andrea le expresó a Ageraa, en la agencia nunca le advirtieron sobre los requisitos establecidos en la legislación europea para el ingreso de mascotas.

La única indicación que la agencia le dio fue que acudiera a la entidad sanitaria responsable (el IPSA, Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria) para que la guiaran.

Una vez allí el IPSA le entregó un documento que únicamente indica que Luno tenía permiso para salir de Nicaragua y viajar a España.

Olivera es enfática en subrayar que este organismo estatal tenía la responsabilidad de indicarle a Andrea Torres que Luno necesitaba viajar con un microchip instalado en su cuerpo (con datos de identificación).

Pero además se le debía realizar un test serológico (para descartar la existencia de la rabia) en un laboratorio autorizado y también debía estar vacunado contra esta enfermedad.

Costa Rica: el segundo error

Como no hay vuelos directos entre Managua y Madrid, Andrea viajó a Costa Rica para tomar el vuelo desde el aeropuerto Juan Santamaría hasta la terminal Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Olivera agrega el segundo error se dio en suelo costarricense, puesto que aquí nunca se cercioraron de que Luno cumplía con los requisitos para viajar a tierras europeas.

Ella y su mascota solo presentaron el documento emitido en Managua y abordaron sin problemas. Nunca se les pidió ni la lectura del microchip ni la prueba serológica.

“Quiero que se le haga eco al hecho de que los responsables (líneas aéreas y funcionarios de salud animal) deben vigilar los protocolos para que casos como el de Luno se vuelvan a repetir.

“La documentación debe revisarse muy bien. Es importante evitar que más animales pasen el calvario que vive Luno”, expresó Olivera desde Madrid.

España: tercer error

Una vez en España, Andrea recibe la noticia de que su mascota no solo no puede ingresar a suelo ibérico. Si no que debe ser recluido en una perrera mientras se define su futuro: o lo envían de vuelta al país de origen o lo sacrifican.

Sin embargo, a ella nunca se le explicó -relata Olivera- una tercera medida que la legislación europea también contempla: la cuarentena por un plazo no mayor a los tres meses mientras el animalito cumple con los requisitos.

“Andrea se encuentra ante una situación de absoluta injusticia, sin ser conocedora de la normativa española en materia de derechos de animales.
“Hay una vía abierta ante el Tribunal, que es una vía expedita ante la posible vulneración de derechos constitucionales. Se trata del derecho a la aplicación de la norma en igualdad.
“Aquí se está aplicando la ley con cierta discriminación por el país de origen del que provino Andrea”, asegura la responsable de Ageraa.

Olivera insiste en que por culpa de una cadena de errores humanos, Luno está padeciendo unas “terribles circunstancias”.