Sergio Arce
“Yo tenía la muerte anunciada… uno sabe, yo ya sabía que iba a morir. Yo sentía la muerte encima mío… día y noche acechándome. Sentía que Dios me había abandonado”.
Así describe Maricruz Leiva su paso por el hospital San Juan de Dios hace año y cinco meses, cuando estuvo internada allí por espacio de tres meses producto de una serie de complicaciones que le provocó un procedimiento estético.
Sus días de dolor interminable, sus lamentos, su enojo con la vida y su miedo a morir fueron el pan de cada día por los casi 90 días que estuvo en dicho centro médico, donde el personal la cuidó con esmero, en especial cuando estuvo en Cuidados Intensivos.
Ella cuenta que producto de un tratamiento estético -por este caso ella demandó a la persona que se lo hizo- fue sometida a unas 10 cirugías, porque además tuvo varias complicaciones, entre ellas tres bacterias que la mantuvieron al borde de la muerte. Además, ella perdió grandes cantidades de piel desde su cadera hasta las rodillas.
En ese lapso y tiempo después de su salida del centro médico, la periodista reconoce que por su cabeza pasaron episodios constantes de arrepentimiento por haberse puesto en las manos de la mujer que hoy tiene demandada.
Maricruz se reconoce como la misma dicharachera, “loca” y amante de la vida, pero aferrada a Dios, aunque -como ella misma lo dice- “me digan pandereta”. “Pero quiero ser una mujer mejor” y no vive con rencores ni reclamos, no solo por ese episodio lamentable, sino por un accidente de tránsito -en el que murió una menor de edad- y el delicado estado de salud de uno de sus hijos años atrás.
De esto y más ella conversó con El Observador el viernes en la mañana durante el lanzamiento de la campaña Cambiando Vidas 2020, que este año pretende recaudar ¢15 millones en beneficio de la Unidad de Quemados del Hospital de Niños.
Pero además dicha iniciativa busca apoyar a la Asociación Pro-Recién Nacido (Aprena) y la Fundación Anik, que atiende a niños en sus primeros años de vida y que tiene alguna discapacidad.
Maricruz fue la encargada de esta actividad y asegura que se trata de “tener propósito” en la vida, en especial cuando se ha pasado por un momento difícil, casi al borde de la muerte.
