Krissia Morris Gray
A poco más de un año medio desde que se establecieron en el país medidas laborales para enfrentar la pandemia, a la fecha hay 13.241 trabajadores con los contratos temporalmente suspendidos o con reducción de jornadas laborales.
Esto en medio de constantes llamados de sectores productivos y hasta políticos para que se activen medidas de reactivación económica por parte del Gobierno.
De acuerdo con el corte más actualizado por parte del Ministerio de Trabajo -con fecha al 9 de agosto-:
- 261 empresas tienen suspensión temporal de contratos (una afectación para 3.914 trabajadores).
- 395 empresas aplican la reducción de jornadas, para un total de 9.327 trabajadores en esta condición.
La estadística del Ministerio de Trabajo no refleja datos más detallados, como por ejemplo los sectores o actividades de estas empresas.
Paliar golpe de la pandemia
La reducción de la jornada laboral fue una alternativa que se le permitió a los patronos paliar las dificultades económicas ocasionadas por las medidas sanitarias implementadas por el Gobierno.
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Lo que la iniciativa perseguía era evitar despidos masivos, que afectaran aún más las condiciones de los trabajadores y los empleadores.
A lo largo de la pandemia, 6.996 empresas solicitaron la suspensión temporal de contratos. Finalmente, la medida se le aprobó a 6.314, y 75.361 trabajadores no percibieron ingresos por algún tiempo.
Por su parte, 8.896 empresas pidieron reducción de jornadas y, tras las valoraciones, el Ministerio de Trabajo dio la autorización a 8.062 compañías, para una afectación de 156.2544 trabajadores.
Muchas de estas empresas son del sector turístico:
- A 1.843 firmas les suspendieron los contratos para una afectación a más de 27.000 trabajadores
- 1.442 compañías recibieron el visto bueno para la reducción de jornada, lo que involucró a 31.844 empleados
La justificación
Geovanny Díaz, vocero del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), apuntó que ambas posibilidades, reducción de jornada y suspensión de contratos, se mantienen pues hay una ley vigente.
Subrayó que así se mantendrá siempre y cuando se mantenga la declaratoria de emergencia nacional.
Por su parte, las supensiones de contrato ya forman parte del Código de Trabajo. Lo que hizo el Gobierno con la ley es hacer el trámite más expedito por el volumen de solicitudes, agregó Díaz.
Pese a que la actividad económica ha mejorado y hay menor necesidad de las empresas de aplicar la medida, el Ministerio de Trabajo aún continúa recibiendo solicitudes. Por ello, la institución valorará la posible afectación que tenga la empresa antes de aprobarlas.
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En caso de que en el futuro se presente una nueva emergencia, el Gobierno puede activar la ley de reducción de jornadas, en caso de ser necesario.
Urgen mayor aforo y ampliar horarios
Medidas como la restricción de tránsito y reducción de aforos provocan que algunas empresas soliciten suspensión de contratos o reducción de jornadas.
Jairo Mena, asesor económico de la Cámara de Comercio, mencionó que los negocios requieren alcanzar de nuevo el 100% de aforo y ampliar los horarios de operación previo a la pandemia para tener una mejora en las condiciones.
“Hasta que esas dos situaciones no vuelvan a la ‘normalidad’ difícilmente se podrá restablecer toda la actividad del comercio”, apuntó Mena.
En la actualidad, reconoció que el sector comercio tiene a 15.000 personas menos trabajando.
Silvia Bolaños, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Transportistas (Canatrans), considera que todavía el país aún no está en el proceso de recuperación económica.
“La pandemia está igual o peor que al principio, con los mismos efectos”, dijo.
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Según Bolaños, los ingresos de las empresas siguen siendo reducidos, lo mismo que la demanda de usuarios. Por esta razón estas no pueden mantener al personal si no se cuenta con la misma cantidad de movilidad de pasajeros.
Y es que a la fecha las unidades de transporte público no pueden llevar pasajeros de pie, únicamente sentados.
Desempleo, un baza
La llegada de pandemia destruyó miles de empleos y aunque el golpe fue general en el mundo, algunos países han llevado la peor parte y Costa Rica es uno de ellos.
Sus datos logran llamar la atención aún dentro de América Latina, donde los registros de destrucción de empleo duplican el promedio mundial.
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Así se refleja en la nota técnica “Empleo e informalidad en América Latina y el Caribe: una recuperación insuficiente y desigual”. El documento fue preparado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), agencia de la ONU que analiza los temas de empleo.
El documento muestra, eso sí, cómo encabezar los datos de desempleo no es novedad para Costa Rica, que venía desmejorado desde antes del golpe del coronavirus.
Turismo, mujeres y jóvenes llevan la peor parte
Para la OIT, un factor clave en la caída del empleo en la región estuvo en la necesidad de restringir los servicios, de los cuales varios países entre ellos Costa Rica son altamente dependientes.
"La caída mayor al promedio que experimentó la actividad de la construcción y de los servicios caracterizados por la necesidad de contacto estrecho entre personas –entre los que se encuentran los servicios de turismo y el servicio doméstico– tuvo un efecto contractivo significativo en la ocupación al ser sectores relativamente más intensivos en la utilización de mano de obra", dicta el informe.
El perfil de los sectores más golpeados, a su vez, tiene una incidencia clave en las mujeres. Este dato regional se ha confirmado con las mediciones locales en el país.
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Un golpe más profundo estuvo también entre la población joven y entre quienes pertenecen al empleo informal.
Todos ellos requerirán de una política especial de acompañamiento para mejorar la situación de desempleo.
Krissia Morris Gray
