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Midnight Mass… El terror en un pequeña comunidad costera

@Popcorn506 para El Observador La penúltima serie de Mike Flanagan se llama Midnight Mass y acaba de ser estrenada en…

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Midnight Mass… El terror en un pequeña comunidad costera
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@Popcorn506 para El Observador

La penúltima serie de Mike Flanagan se llama Midnight Mass y acaba de ser estrenada en Netflix hace tan solo unos días.

Y como no podía ser de otro modo, se ha convertido en uno de los fenómenos a seguir y de las mayores tendencias de visionados en la plataforma durante las últimas semanas.

Flanagan no se despega de su género favorito, el terror, y aquí nos traslada a una pequeña comunidad costera.

Allí, un párroco recién llegado, trae consigo algún hecho milagroso y, también, algún suceso de los que resultan inexplicables a simple vista.

Al pueblo también llega un antiguo vecino, después de haber pasado un tiempo convicto en la cárcel.

Y el nuevo sheriff llama la atención de muchos parroquianos por ser de religión musulmana, algo que choca con las tendencias e ideas de los habitantes más arraigados.

La impronta del director

Antes de nada, el cuerpo nos pide decir, o avisar, de que estamos ante una producción paradójica en lo que se refiere a Mike Flanagan.

Porque sí, todo lo que tenemos delante es muy reconocible e identificable con el estilo de este director. Pero, a la vez, se percibe una evolución en dicho estilo que, para sorpresa de muchos, queja de algunos y disfrute de tantos, la distancia de las series anteriores.

Tratando de explicarlo, aquí estamos ante una serie mucho más profunda y reflexiva en lo que se refiere al tratamiento de los personajes y sus historias íntimas.

No es una serie que invita a la adicción desde el primer momento, pero, igualmente, tiene algo que nos hace seguir viéndola, porque la calidad general y generosa que rezuma es inevitable.

El ritmo es más reposado, porque aquí no hay prisa para dar de comer al espectador. Da la sensación de que está dirigida no a un público normal y masivo.

Más bien apunta a alguien más exigente, más maduro en el género y sin ningún tipo de premura por sentir lo que este tipo de series prometen: terror.

Un viaje a los temores primarios

Pero, como bien dijo Stephen King en su día, las grandes películas (obras) de terror no solo son las que proporcionan grandes sustos o pavor. Son las que conllevan un viaje a los temores primarios y un recorrido hacia la superación de estos miedos. ¿O no?

En el reparto de Midnight Mass no hay ninguna grandísima estrella, pero sí que hay unos cuantos actores que resultarán familiares a los habituales en las plataformas y en las producciones recientes.

Con esto solo queremos confirmar que el nivel de las interpretaciones es más que el esperado, y llega a unos puntos geniales, sobre todo de la mano de gente como Kate Siegel, Zach Gilford o Rahul Kohli.

Su gran trabajo y talento son los que hacen mucho más llevaderas las partes en las que la trama se enreda en distintos monólogos y diálogos. Algunos más interesantes y conflictivos que otros.

Esto hace recordar más a un trabajo teatral en muchos momentos. Y esto, de nuevo, es una búsqueda de tranquila profundidad por parte de Flanagan, sin ninguna duda.

Lo que rodea a toda la historia, a los diálogos y a las tramas es algo que recoge todo eso y lo eleva.

Porque la sensación que se percibe al darle al “Play” desde el primer momento es de que estamos ante algo muy cuidado, desde los encuadres de cualquier plano a la fotografía, siempre otoñal, siempre melancólica, siempre aterciopelada.

Porque así, cuando nos hacen sentir en un entorno familiar y cercano, que según pasan los capítulos uno se va creyendo en el hogar, en casa de los abuelos un domingo a la hora del café, es cuando llega la vulnerabilidad y el golpe asesta y asusta con más potencia.

Y, aunque no podamos defender que Midnight Mass sea la serie del año, aunque definitivamente es de las mejores en su género, o la mejor obra de Flanagan, sí que estamos seguros de que es una serie lo suficientemente potente como para satisfacer a todos los amantes del género y del director.

Y, más aún, a los que quieran ver una serie con un poquito más de contenido que las que agarran y sacuden al espectador. Esto hasta que, en el final, lo sueltan extasiado, sin saber si quiere más o no. Aquí, sí, lo sabemos. Queremos más.