Portada

Motor de plasma de Franklin Chang-Díaz a un paso de histórica prueba en el espacio

Tras décadas de arduo estudio y trabajo, el motor de plasma llamado Vasimr y concebido por el científico costarricense Franklin…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Motor de plasma de Franklin Chang-Díaz a un paso de histórica prueba en el espacio
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Tras décadas de arduo estudio y trabajo, el motor de plasma llamado Vasimr y concebido por el científico costarricense Franklin Chang-Díaz, estaría listo para llevar a cabo las primeras pruebas en el espacio a partir del 2023.

Así lo confirmó el también astronauta retirado, en una entrevista exclusiva con El Observador.

El motor es desarrollado por Ad Astra Rocket Company, fundada por Chang Díaz, la cual firmó un contrato con la NASA para desarrollar esta tecnología.

“La tecnología se desarrolla en escalones. Ya vamos por el quinto escalón y casi lo terminamos. El sexto es el que nos permite probar la tecnología en el espacio. Eso requiere una ampliación de los trabajos. Las cosas ya no son tan difíciles, pero si son caras”, explicó.

Gracias a estos avances, la compañía comenzó, a inicios de enero pasado, una nueva ronda para captar inversión, lo cual se haría en dos etapas para un total de $32 millones.

OBSERVE MÁS: Ad Astra Rocket concluye con éxito primer hito de motor de plasma “VASIMRâ”

Sin embargo, aún falta un último paso para completar ese “quinto escalón”.

El hito

En marzo de 2015, la empresa anunció la firma de un contrato con la Agencia Espacial Estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés). 

Dicho acuerdo establecía un total de 55 hitos, o requisitos aprobados, con los que el Motor de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable (Vasimr, por sus siglas en inglés) debía cumplir, antes de tan siquiera pensar en sobrepasar la estratosfera.

Menos de seis años después, ese momento podría estar cerca. El científico costarricense informó a este medio que, a finales de diciembre del año pasado, lograron completar el penúltimo hito, luego de que los resultados obtenidos fueron validados por la NASA.

“Es un hito que habíamos perseguido hace mucho tiempo. Poder disparar el motor por tiempos continuos, horas, y verificar que ninguno de los componentes críticos del motor se sobrecaliente. Llegamos a un estado estable.

“Ahora estamos en pos del último hito, que es un disparo de larga duración. Es de 100 kilovatios, de 100 horas continuas Básicamente una semana, las veinticuatro horas, disparando continuamente”.

Ante todos estos logros, Chang-Díaz razonó que la parte difícil ya no reside tanto en el funcionamiento del motor, gracias a las 54 pruebas anteriores. No obstante, la parte de cuidado está en los elementos externos del ambiente del laboratorio.

“Es un reto más grande. La única forma de hacerlo es tener sistemas redundantes. Si falla uno, el otro entra en juego y eso cuesta dinero. Tenemos que jugar mucho con el presupuesto. Ver que tenemos suficientes respaldos, en diferentes áreas, pero tampoco exagerar porque saldría muy caro”, agregó.

Todas estas pruebas se han llevado a cabo en el laboratorio de Ad Astra Rocket Company, ubicado en la ciudad de Houston, estado de Texas, Estados Unidos. Ahí, la compañía tiene una cámara de vacío de 10 metros de longitud por cinco de diámetro, donde ha desarrollado la tecnología.

OBSERVE MÁS: Franklin Chang-Díaz: Todas las rutas hacia la descarbonización pasan por el hidrógeno

Ronda de inversión

“La parte difícil ya pasó. La parte cara es lo que viene. Hay que buscar financiamiento. El motor se tiene que probar en el espacio, entonces tenemos que tener un aparato que pueda llevarlo allá y probarlo de forma robótica.

“La NASA se ha comprometido a financiar el 50% del costo, lo cual es bastante. Es un financiamiento sin amarres de equidad, no adquieren propiedad de la tecnología. Lo único que piden es tener la opción de usarla cuando esté desarrollada, lo cual nos interesa porque necesitamos un cliente que la utilice cuando esté lista”, agregó.

El científico explicó que la nueva ronda de levantamiento de capital seguirá los lineamientos de controles para evitar que se diluya innecesariamente la inversión realizada por inversionistas que ya están dentro de la empresa.

La idea de Chang-Díaz es avanzar con suficientes fondos para que suba el valor de la empresa y lograr retorno de valor. Por esa razón, la primera etapa será para captar un total de $2 millones. La segunda, más adelante, buscaría sumar $30 millones adicionales.

“Esto, junto con el dinero de la NASA, sería suficiente para tener el motor que iría al espacio, listo en el año 2023, ya relativamente cerca”, celebró.

Largo camino

La construcción del motor inció con la fundación de Ad Astra Rocket Company, en 2005, cuando el científico costarricense se retiró de la NASA, tras 25 años de carrera. No obstante, los esfuerzos para desarrollarlo nacieron décadas atrás.

El emprendedor partió a los Estados Unidos en 1968 para buscar una beca que le permitiera estudiar en la Universidad de Connecticut. Posteriormente, en 1977, obtuvo un doctorado en física aplicada al plasma del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).

“Esto empezó en el año 79, por allá. Yo estaba en el Instituto, todavía haciendo estudios y trabajos en el área de la fusión termonuclear controlada y plasmas en confinamiento magnético”, agregó.

Si bien ingresó a la NASA en 1980, al mismo tiempo consiguió un laboratorio en MIT. Ese laboratorio operó entre 1980 y 1992. Entre 1993 y 1994, mudó todo sus equipos a Houston donde fundó el Laboratorio de Propulsión Espacial Avanzada, del Centro Espacial Johnson.

Chang-Díaz dirigió este departamento durante una década hasta su salida de la Agencia.

Capital económico y académico

A pesar de este camino, desde la década de 1980, el científico también tuvo que dedicarse a conseguir fondos y colaboraciones para lograr el financiamiento de sus proyectos.

“(En MIT) Yo tenía que buscar financiamiento. El Instituto daba el albergue, pero no lo daba gratis. Ese dinero había que obtenerlo de algún lado. Yo tuve bastante apoyo de parte del Departamento de Energía en aquellos tiempos. A través de esos fondos, el proyecto empezó”, destacó.

Con el tiempo, la NASA y el Departamento de Seguridad estadounidense también se unieron a la causa. No obstante, Chang-Díaz también destacó el capital académico e intelectual que se sumó a su sueño.

OBSERVE MÁS: El día que casi no fue: Hace 35 años Franklin Chang viajó al espacio por primera vez

“También tuve colaboración con varias universidades en los Estados Unidos. Es decir se formó una masa crítica de gente, científicos, que se involucraron en el proyecto. Tuvimos como 50”, sentenció.

Entre ellos destacó colaboradores de Australia, Japón, Suecia y otros países. Incluso, contó con la participación de pasantes costarricenses.

“Así pudimos ir entrenando a algunos científicos, acá en Costa Rica, que eventualmente se incorporaron al proyecto”, sentenció.