Avenida O

Museo Calderón Guardia, una construcción que habla de historia en cada rincón

Mariana Sáenz Mora para El Observador No siempre fue un museo. La estructura que alberga hoy el Museo Calderón Guardia…

Por Redacción El Observador

Tiempo de Lectura: 4 minutos
Museo Calderón Guardia, una construcción que habla de historia en cada rincón
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Mariana Sáenz Mora para El Observador

No siempre fue un museo. La estructura que alberga hoy el Museo Calderón Guardia ha funcionado como hogar, colegio y centro de artes; esa multifuncionalidad le ha permitido contar la historia del país desde distintas perspectivas.

El inmueble ubicado en el josefino barrio Escalante, aún luce con el mismo esplendor del primer día, algo intervenido, pero sus cimientos y estructuras de soporte son las originales. En el tiempo que se construyó, se cree que cerca de 1912, se utilizaba mucho la técnica del bahareque francés.

Esta técnica, que cumplía para aquel entonces con los estándares constructivos de inicios del siglo XX posteriores a los terremotos y a las exigencias de flexibilidad posibles, consistía en una mezcla de caña brava y horcones de madera encofrados.

“Para el relleno lo que se utilizaba era una argamasa que mezclaba con tierra arcillosa muy común en el país, trozos de teja que estaban revestidos con tierra, arena fina, yeso y mortero”, explicó Carlos Vargas Chavarría, arquitecto del Museo.

El diseño de la estructura estuvo a cargo de unos de los arquitectos influyentes por aquellos años: Jaime Carranza.

Carranza, fue el artífice de los diseños de estructura emblemáticas de la Costa Rica antigua, como la Ferretería Macaya, el icónico edificio conocido como La Casona, el antiguo Banco Anglo, así como el inmueble actual del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Juventud.

Una fusión de estilos

A inicios de siglo la influencia de distintas corrientes arquitectónicas traídas de otros países daba como resultado edificaciones de estilos eclécticos.

Comulgaban en una misma fachada en o la disposición interior tendencias muy en boga de Bélgica, Italia, Inglaterra, Alemania y Francia. Es por esto que sus instalaciones, originalmente de 500 metros cuadrados son una muestra vívida del estilo colonial, victoriano, clásico y art Nouveau.

Cada ornamento tanto exterior como interior en el Museo Calderón Guardia refleja un momento del diseño, la arquitectura y el estilo de muchas épocas.

La antigua casa cuenta con instalación de modillones, columnas toscanas con adaptaciones neoclásicas y algunos detalles barrocos, que conforme el paso del tiempo se ha restaurado y son punto focal de su composición.

“La tendencia marcada era el retiro de las casas hacia el interior de la propiedad, en busca de una mayor intimidad en la convivencia, es por eso que los jardines son grandes puntos de referencia en esta época”, explicó Vargas.

La vida en su interior

Según datos históricos la casa fue diseñada y construida para la familia Trejos Donaldson. Estaba destinada como epicentro de la vida cotidiana de una familia de clase acomodada de la época.

Originalmente, esta casa contaba con el tradicional jardín central interno y su fuente como corazón de la estructura. Alrededor se situaron las habitaciones, y frente a la casa y zonas aledañas exteriores estaban los jardines, la casa de los empleados, la huerta y las caballerizas.

Los trabajos en hierro datan de hace decenas de años atrás.

Para los años 40 la casa fue comprada por Rafael Calderón Guardia, quien tenía la intención de utilizarla como sede de reuniones y consultorio médico. Esto nunca fue posible pues estalló la Guerra Civil de 1948. Su salida del país por las circunstancias políticas devengó en la expropiación de la casa y su posterior desmantelamiento.

Fue hasta 1960 que Calderón Guardia la recupera, y posterior a su muerte es puesta en venta y alquilada por sus nuevos dueños. La casa pasa a ser sede del Instituto de Tierras y Colonización. Y ya para 1979 su valor histórico arquitectónico es reconocido por el Estado, la recupera y le declara Monumento Nacional.

Logística de conservación

Era necesaria la restauración para garantizar la seguridad y la longevidad a largo plazo. Este proceso arranca de lleno en 1985 hasta 1994. El compromiso absoluto giró en torno a mantener lo más intacto posible su original estilo, así como en la medida de lo posible la distribución en la planta interior.

El deterioro por sus múltiples usos y su historia algo convulsa habían pasado la factura al jardín interior, que era prácticamente inexistente. Fue eliminado y sirvió en su momento como salón de actos cuando albergó el Colegio Anastasio Alfaro. Hoy es un lucernario que se utiliza como antesala para las exposiciones.

Las puertas y los pisos del Museo Calderón Guardia se han tratado de conversar de forma íntegra.

En el 2000 se impulsó la ornamentación arquitectónica incorporando modillones, cornisas, molduras, rosetones y los imponentes leones que anteceden la bahía principal de entrada.

“Las intervenciones no solo han estado orientadas a la estructura como tal, sino que, dando énfasis a su uso actual, podemos decir que es el único museo que tiene la capacidad de recibir exposiciones de calibre internacional como la anterior de FEMSA o Goya”, dijo Luis Rafael Núñez Bohórquez, director del Museo.

Esto se debe a que el museo ha pasado una serie de acondicionamientos internacionales para control de humedad y temperatura, que garantiza que las obras traídas desde otras latitudes no puedan sufrir alteración alguna durante su estancia.

El mantenimiento no solo ha terminado con esto, sino que es un trabajo constante para que inmueble mantenga al día los requerimientos de seguridad estructural, como cableado eléctrico (2010), pisos de madera, entre otros.

“Es importante no subestimar la logística para preservar al Museo como tal, estando consientes que es parte de nuestra historia e identidad, consiste también en el respeto por los antepasados”, concluyó Nuñez.

Fotografías cortesía Museo Calderón Guardia.

Temas: