Tomás Gómez
La identidad no binaria también llamada genderqueer volvió al debate público luego de que la cantante Demi Lovato se declarara como tal esta semana, pero el tema no es nuevo y así consta en la propia prensa costarricense de hace más de un siglo.
En 1910, por ejemplo, el períodico La Información compartía la historia de “Pedro Enaguas”. Se trataba de un vecino de Cañas que combinaba el bigote con los vestidos y que ya por entonces generaba debate.
Ambos casos no son los únicos y reflejan la condición de otros miles de personas que no se siente ni hombres ni mujeres.
La noticia sobre Pedro Enaguas, un campesino con un estilo de vida que ahora podría recocerse como no binario (Exposición Vamos a Besarnos)
Entre las presiones sociales y culturas ancentrales
“En una diversidad de identidades que nos muestran que existen hombres y existen mujeres, también existen otras formas de estar en el mundo”. Con esas palabras sintetiza el investigador Mar Fournier el concepto de la no binariedad.
Fournier aclara que “no binario” es en realidad un concepto sombrilla donde se abarcan las más diversas formas de identidad.
La idea parte, esencialmente, de cuestionar los patrones sociales preestablecidos para hombres y mujeres, con los cuales las personas deciden romper.
Según el experto, eso sí, no todas las personas que hacen ese cuestionamiento se consideran no binarias, pues el proceso es más amplio. “Tampoco se trata de un tercer género”, agrega.
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Su presencia en las culturas -destaca- no es nuevo.
En diversas partes del mundo y en diferentes momentos se han identificado grupos de personas que realizan un rompimiento similar.
Muxes en México, hijras en India, bishonens en Japón o Dos Espíritus en Norteamérica ilustran a esos sectores que no calzan en la polaridad de hombres y mujeres que marca a las sociedades.
La cultura zapoteca, en Oaxaca, acuño el término “muxe” con el que reconoce a los hombres que asumen los roles asignados a mujeres en los ámbitos social, sexual y/o personal (AFP).
Ser “elle” y no binario en cualquier momento de la vida
El no identificarse como hombres o mujeres pone a las personas en otras disyuntivas tan cotidianas como el lenguaje, polarizado al masculino y femenino.
Fournier dice en ese punto que será cada persona quien seleccione los artículos con que se sienta más cómoda. El sustituir la “a” y la “o”, por la “e” -generado pronombres como elle- forma parte de esa adaptación que ha venido desarrollándose.
“Podría parecerle de poca importancia a las personas cis género -las que se identifican con el género que les asignaron al nacer- pero para las personas no binarias resulta una experiencia cotidiana dolorosa. Es enfrentarse todos los días a la negación de su identidad”, menciona.
Como parte de los cambios sociales, el experto destacó el respeto a esa selección como parte de los espacios de inclusión.
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Según agregó, la no binariedad puede determinarse en varios momentos de la vida.
“La identidad de género es algo que se construye a lo largo de toda la vida. Algunas personas no binarias podemos decir que desde que tenemos uso de razón sabemos que no somos ni hombres ni mujeres, pero esto tampoco es una regla. Hay personas que se reconocen ya entrada su adultez”, comentó.
“A veces es una sensación que nos ha acompañado la vida entera pero no teníamos las palabras para nombrarlo. No sabíamos que existían otras personas que no se identificaban como hombres o mujeres, pero de pronto leemos algo o vemos algo que nos muestra que no estamos soles”, concluyó.
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