Blogs

Niños dispersos: actividades para mejorar su concentración

Natalia Calderón para El Observador Los niños dispersos son aquellos que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente,…

Por Blog

Tiempo de Lectura: 2 minutos
Niños dispersos: actividades para mejorar su concentración
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Natalia Calderón para El Observador

Los niños dispersos son aquellos que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito; van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes.

Los adultos deben estimularlos a terminar lo que han comenzado, incluso resaltar las conductas en las que demuestre constancia y concentración. No se recomienda castigar al niño. Todo esto realizado en un ambiente de cariño y tranquilidad (en un marco de respeto) en el que el niño se sienta cómodo.

Algunas de las actividades que pueden ayudar serían las siguientes:

El juego de los detalles: Consiste en observar figuras, detalles de dibujos, imágenes y fotografías. Se muestran al niño diferentes ilustraciones durante un corto período de tiempo, después ha de contar y pormenorizar los detalles que recuerde. Se le pregunta acerca de colores, disposición, tamaños, etc.  Puede hacerse con historias o descripciones de personajes. Es importante valorar si se distrae durante la lectura o la visualización de los dibujos, para repetir el ejercicio tantas veces como sea necesario.

Cada cosa en su sitio: La idea es clasificar series de objetos diferentes, como botones, cartas, figuras geométricas, pinturas de colores, prendas de vestir, etc. El niño ha de agrupar y clasificar los objetos presentados según sus características comunes: color, forma, etc. Un ejemplo puede ser separar arroz de frijoles. El ejercicio varía de acuerdo a la edad.

Sigue el camino correcto: Debe recorrer el laberinto trazando una línea que avance desde un extremo a otro, procurando cada vez ir aumentando la dificultad de los caminos. Si es muy pequeño, puede hacerse el ejercicio con lana o cuerdas (en lugar de papel y lápiz) que se enreden por distintos objetos y habitaciones de la casa, y que conduzcan a una sorpresa.

Colorear: Pedir al niño que coloree en un papel, sin dejar espacios en blanco. Empezar este ejercicio con hojas de papel A4 e ir aumentando el tamaño hasta medio pliego. Es posible que la primera vez que hace este ejercicio, el niño no pueda terminar el trabajo. Un adulto debe supervisar esta actividad y debe alentar al niño a completar toda la hoja. Es un ejercicio que debe hacerse cotidianamente, empezando dos veces por semana y aumentando paulatinamente hasta hacerlo a diario.

Punzón: Conseguir láminas de corcho y un punzón (apropiado para niños, sin punta). Pedir al niño que perfore toda la lámina, haciendo la mayor cantidad de huecos posible y lo más próximos entre sí. Igual que en el ejercicio anterior puede empezar con láminas pequeñas e ir aumentando el tamaño.

Respiración: Existen muchas formas, ejercicios de respiración con bolitas o papel arrugado. Usar pajillas y otros elementos puede ayudar mucho.

Pintar: Colorear con aplicadores es una excelente estrategia para aumentar la concentración.

Bolas de gimnasio o pilates: Sentarse en bolas grandes de gimnasia es muy útil.

La clave está en la conexión emocional. Y escoger el momento idóneo para desconectar y volver a conectar (en la actividad).