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Niños: las víctimas de una violencia en Costa Rica que no pidieron, pero que los está dejando baleados y sin padres

Entre enero y mayo, el Hospital de Niños atendió a tres menores con heridas de arma de fuego.

Por Paula Ruiz

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Niños: las víctimas de una violencia en Costa Rica que no pidieron, pero que los está dejando baleados y sin padres
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Días atrás, una niña de un año recién cumplido perdió a su papá. Otro pequeño de dos años probablemente crecerá sin su padre.

Ellos son hijos de Otoniel Orozco y de un hombre de apellidos Ramírez, respectivamente, protagonistas de un hecho de violencia en un condominio en Escazú.

Y más hay más niños involucrados, puesto que Orozco tenía más hijos menores de edad.

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Dos días después de ese suceso, se reportó a un niño de 10 años baleado en su casa de habitación ubicada en Aserrí. Al día siguiente, se informó que el menor recibió cinco impactos en varias partes de su cuerpo, la mayoría con entrada y salida.

“Hay uno que se alojó en muslo y que se logró extraer. El niño permanece en el servicio de Emergencias y está en condición total y absolutamente estable”, detalló Carlos Jiménez, director general del Hospital Nacional de Niños, el jueves pasado.

Para finalizar la semana, el viernes se tuvo conocimiento del caso de una menor de 11 años que recibió un impacto de bala en su brazo derecho.

Esto porque su hermano de 14 años se encontró un arma en la calle y, al manipularla, la niña recibió un balazo. Este hecho sucedió calificado de accidental ocurrió en Paquera, Puntarenas.

Cabe recordar el caso de una niña de 4 años quien murió junto a su mamá de 21 años, a eso de las 10 p.m. del 16 de abril. En ese entonces varios sujetos ingresaron armados a la vivienda donde ambas estaban. Este hecho se registró en Limón y se presume que fue por una venganza.

Violencia que no discrimina

Estos son solo algunos casos, en los que los niños están siendo víctimas de una violencia que ellos no pidieron. Recordemos que también están aquellos menores que perdieron a su mamá por femicidio, o quienes quedaron sin su padre por homicidio.

Entre enero y mayo de 2024, el Hospital de Niños reporta tres pacientes atendidos por heridos con arma de fuego. El año pasado, durante los 12 meses, recibieron a seis, mientras que en 2022 se reportaron cinco.

Los años en que han recibido más menores por esta causa son 2016 y 2020, con nueve heridos cada año.

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(Alonso Solano/El Observador).

Los más afectados

El criminólogo Erick Villalba es claro en que los niños son los que están siendo más afectados por la ola de violencia que enfrenta Costa Rica.

Además de perder a sus seres queridos, podrían estar aprendiendo que la única forma de solucionar problemas es mediante la violencia.

“Nuestros niños están siendo los más afectados, directa o indirectamente, porque ahora tenemos dos familias sin un padre que no va a estar directamente (por el caso en Escazú).

“Esos niños y muchos otros están empezando a ver y aprendiendo cómo resuelven los adultos los problemas y eso ahorita tal vez no lo dimensionemos.

“Pero la experiencia del niño al saber que el papá le disparó en algún momento en la vida, tal vez analice que es una opción de un hombre, de un macho que no deja que un vecino le falte el respeto. Esa educación también estamos trasladando como sociedad”, detalló el experto.

Adicionalmente, ellos están normalizando la violencia, más que todo cuando observan vídeos de las agresiones entre adultos en los que median armas de fuego.

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Violencia “interiorizada”

Para Villalba este tipo de grabaciones a algunos “ya ni les sorprenden” porque han interiorizado la violencia.

El criminólogo recomendó a los adultos pronosticar las consecuencias de sus actos, es decir tener presente que usar una pistola o matar a alguien los podría llevar a la cárcel por muchos años. Con ello se perderían la oportunidad de ver crecer a sus hijos y de estar presentes en las etapas de su vida.

“No tenemos la cultura del análisis, de la tolerancia y, más bien, nos convertirnos en personas muy explosivas, donde ha quedado demostrado en un contexto de vecinos, en bares, en las relaciones sentimentales y también se ha vuelto cada vez más costumbre en carretera”, concluyó.

En abril, se presentó la Política Nacional de la Niñez y la Adolescencia 2024-2036.

Producto de la violencia que afecta al país, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y el Ministerio de Seguridad Pública  firmaron un convenio para capacitar a menores de edad que viven en los distritos donde hay Programa de Seguridad Comunitaria.

El objetivo es que los niños y adolescentes sepan sobre sus derechos y, a su vez, que “protejan, prevengan y denuncien las situaciones de violencia”, informó Unicef en ese momento.