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¿No hay resultados a pesar del esfuerzo? Tenga cuidado con la tumba metabólica

Aaron Conejo para EL Observador ¿Ha escuchado hablar de la tumba metabólica o estancamiento?’ La tumba metabólica es un trastorno…

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¿No hay resultados a pesar del esfuerzo? Tenga cuidado con la tumba metabólica
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Aaron Conejo para EL Observador

¿Ha escuchado hablar de la tumba metabólica o estancamiento?’

La tumba metabólica es un trastorno que provoca una pronunciada ralentización del metabolismo. Cuando se produce, el organismo disminuye el consumo energético y reduce su capacidad de quemar calorías.

El resultado es que se deja de poder perder peso y eliminar grasa corporal, además de que también se ve afectada la capacidad de recuperación tras el ejercicio. De esta forma, por mucho que entrene y mantenga la dieta, no se obtendrá ningún rendimiento de ello.

Además del evidente contratiempo que representa la tumba metabólica a la hora de cuidar la línea, también supone un problema de salud más complejo.

Entrar en ella resulta relativamente sencillo si no se tiene cuidado con las dietas muy restrictivas y el ejercicio de alta intensidad. Mientras que salir de esta situación puede llegar a convertirse en un proceso bastante largo y tedioso.

¿Por qué entramos en la tumba metabólica?

Tal y como ya he señalado, las dos principales causas son las dietas restrictivas o el ejercicio tardío muy intenso.

Por lo general, suele tratarse de una combinación de ambas. A nivel orgánico el proceso es complejo, pero la explicación resulta relativamente sencilla. Cuando sometemos a nuestro cuerpo a un déficit calórico excesivo, al principio éste reacciona quemando las grasas de reserva para obtener energía.

En consecuencia, durante las primeras semanas perdemos peso de forma acelerada. Sin embargo, según va pasando el tiempo, el organismo comienza a adaptarse a esta nueva situación gracias a un mecanismo denominado ‘termogénesis adaptativa’. El metabolismo basal se va reduciendo en consonancia con la ingesta de calorías hasta compensar el déficit.

Cuando esto sucede, por mucho que mantengamos las restricciones en la dieta y el ejercicio, nuestro cuerpo deja de perder peso y grasa debido a que se ha adaptado al nuevo régimen.

Llegados a este punto, algunas personas intentan reducir las calorías o aumentar el ritmo de ejercicio, infructuosamente; mientras que otras deciden abandonar por la frustración.

Estos últimos, además, corren el riesgo de sufrir un fuerte efecto rebote al recuperar su alimentación habitual.

¿Cómo saber si se está en tumba metabólica?

Los factores que afectan a la función metabólica nunca son sencillas, pues hablamos de procesos orgánicos complejos en los que intervienen de distinta manera. Por lo tanto, los signos de la tumba metabólica no son siempre inequívocos ni iguales en todas las personas.

La ralentización agresiva del metabolismo suele presentar los siguientes síntomas frecuentes:

  • Fatiga: el primer y más evidente síntoma es el cansancio. La tumba metabólica genera una sensación de fatiga mental y física casi constante, además de que hace que nos cueste mucho más recuperarnos de los esfuerzos.
  • Alteraciones en el ánimo: un estado de tumba metabólica prolongado acaba repercutiendo en el estado de ánimo, provocando sensación de tristeza, apatía o falta de motivación e interés.
  • Falta o exceso de apetito: al cambiar tan drásticamente la dieta, lógicamente se producen trastornos en la alimentación y el apetito, pudiendo reducirse o aumentar desmedidamente. También es muy habitual que se produzcan atracones.
  • Reducción de libido: la tumba metabólica hace que disminuyan los niveles de testosterona, lo que repercute negativamente en el deseo sexual.
  • Problemas de concentración: el sistema cognitivo también se ve afectado, sufriendo problemas de concentración y focalización.
  • Elevados niveles de cortisol: al elevarse los niveles de estrés físico y mental, aumenta la producción de cortisol, con las consecuencias que conlleva en cuanto aumento de peso, retención de líquidos.
  • Trastornos del sueño: la tumba metabólica altera de forma notable el sueño, ya sea provocando un insomnio severo que impide descansar, o un bucle de cansancios, pereza y somnolencia constante que afecta el día a día.
  • Anemia: la anemia es el primero, pero no único, de los déficits y disfunciones más graves a los que puede llevar un estado prolongado de dieta restrictiva y tumba metabólica.

¿Se puede salir de la tumba metabólica?

Más o menos debería haber quedado claro que la tumba metabólica es el fruto de malas prácticas. Si se lleva al extremo el déficit calórico sin prestar atención a las señales que da el cuerpo, este se verá obligado a entrar en “modo ahorro” para adaptarse a las carencias.

Por lo tanto, la forma de salir de ese estado consiste en volver a darle el aporte diario de calorías que se necesitan hasta que se recupere el estado basal habitual. La fórmula es sencilla, pero su aplicación puede no serlo tanto. Y es que, dependiendo de cada persona, el proceso de vuelta a la normalidad puede más o menos lento en el tiempo.

5 puntos que pueden ayudarle a salir de esa etapa:

  1. Controlar el estrés.
  2. Tener una buena higiene de sueño.
  3. Priorizar una alimentación basada en comida real. Primero los alimentos llenos de nutrientes, con proteínas de calidad, antioxidantes y con un enfoque antiinflamatorio.
  4. Hacer entrenamiento de fuerza para aumentar la masa muscular.
  5. Cuidar el estado emocional, rodeándose de personas que le llenen de energía y huir de las relaciones tóxicas.

Prevenir antes de curar: ¿cómo se puede evitar entrar en la tumba metabólica?

Teniendo en cuenta que la tumba metabólica es una respuesta de emergencia del organismo ante un ‘maltrato’, parece lógico señalar que lo mejor que podemos hacer es tener cuidado para evitar caer en ella. La prevención será el mejor aliado contra la tumba metabólica. Algo que puede lograr fácilmente siguiendo los siguientes consejos:

  • Evitar a toda costa las dietas muy restrictivas: el exceso de restricciones nunca es bueno para nada. Las dietas demasiado agresivas siempre acaban derivando en el temido efecto rebote, así que huya de ellas sin mirar atrás.
  • Llevar un seguimiento de las comidas: es muy difícil que sepa con exactitud qué y cuánto come cada día si no le da seguimiento. Un diario de comidas en el que vaya apuntando todo lo que come puede ayudar a tener un control que evite los excesos.
  • Planificar el entrenamiento: el ejercicio rutinario, especialmente en el caso del cardio, provoca adaptaciones metabólicas y que el cuerpo «deje de esforzarse». Por tanto, es importante planear bien los entrenamientos para realizar rutinas variadas que incluyan ejercicios de fuerza.
  • Intente bajar el estrés y relaciónese con gente de pensamientos sanos y positivos.
Si cree que puede haber entrado en tumba metabólica lo más recomendable es que acuda a un especialista que estudie y evalúe su caso. No deje que afecte a su ánimo y a su vida: no lo tome a menos.