Avenida O

3 comportamientos que afectan mi salud financiera

Luis Carlos Fournier para El Observador En varias videoconferencias con amigos conversamos sobre la pandemia, la situación económica del país…

Por Desde la Columna

Tiempo de Lectura: 3 minutos
3 comportamientos que afectan mi salud financiera
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Luis Carlos Fournier para El Observador

En varias videoconferencias con amigos conversamos sobre la pandemia, la situación económica del país y cómo afectan la posición financiera de las personas.

En el proceso de ofrecer propuestas para mitigar los impactos de la emergencia por coronavirus, siempre alguna persona desea ganarse la lotería, pegar el acumulado, el premio de la raspadita, el bono de fin de año o cualquier variación a “ingresos adicionales”.

En principio ingresos adicionales, ojalá permanentes y no extraordinarios, son una ayuda para fortalecer nuestro flujo de caja. Sin embargo la administración de las finanzas no son tan simples como esperar que con más plata a nuestra disposición todo va a ser mejor. El truco está en cómo manejamos el dinero y qué conductas nos podrían traer problemas aun teniendo más ingresos.

Hoy quiero escribirles sobre tres conductas que afectan negativamente nuestra salud financiera y cómo podemos combatirlas con algunas de las herramientas que hemos ofrecido en este espacio.

Perder la perspectiva

No conocer exactamente cuál es nuestra posición financiera nos hace sentirnos con más dinero del que realmente tenemos. Yo tuve un compañero en un trabajo que cada pago de quincena iba al cajero automático y sacaba todo el salario. Lo andaba siempre consigo pues, decía, de otra manera “no siento que tenga para pagar“.

¡NO hagamos esto!

Primero es riesgoso y segundo, no es necesario. Se puede llevar el control de nuestro dinero en una simple hoja electrónica o en un cuaderno a mano. Nos estamos haciendo un daño si no conocemos cuánto ganamos y cuánto gastamos.

La recomendación sería calcular el Gasto Máximo Diario (GMD), que resulta de tomar todos los ingresos menos todos los gastos del mes y dividir el resultado entre 30 días.

Habrá días que se gaste menos y en otros que se gaste más y así tiene un parámetro de referencia de mi gasto potencial mensual.

Personalidad adictiva

En ocasiones las personas justifican algunos de sus gastos, diciendo que tienen una personalidad adictiva y que esto crea el impulso de gastar en lo que se gasta.

Pues bien, en la mayoría de las veces no se trata de personalidad adictiva sino de inercia, es decir un inocente apego a algo que pensamos que necesitamos para poder vivir.

Digamos que ese capuchino grande con leche de almendra y cacao en polvo no es algo que necesitemos para vivir; y sí tal vez no nos vayamos a la quiebra por comprar uno de esos de forma diaria. Debemos al menos presupuestarlo y así dimensionar el tamaño del gasto. Eso ayuda a reducir el consumo.

También ayuda si de forma diaria registramos el gasto real y lo comparamos con el GMD que mencionamos en el punto 1 y así monitorear mejor mi consumo.

Pérdida de control

Finalmente, perder el control sobre la forma de gastar nos puede meter en problemas serios. Les planteo las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuánto tiempo consume comprando o pensando en ir de compras?
  2. ¿Qué tan a menudo se siente culpable, deprimido o avergonzado por sus compras de impulso?
  3. ¿Qué tan a menudo estas compras consumen el dinero que se iba a emplear en comprar o pagar algo esencial?

Si respondió “a veces” o “de vez en cuando” es una indicación de que llegó el momento de revisar nuestros patrones de gasto, para identificar aquellos comportamiento o conductas que estén saboteando nuestra salud financiera.

Recuerden, cuiden su liquidez, hagan un presupuesto y denle seguimiento a sus gastos. Como dice Warren Buffett:

no ahorren lo que les quedó después de gastar, sino que, gasten lo que les quedó después de ahorrar