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Ambar: una cerveza tica inspirada en la tradición alemana

Inspirados en la pureza de una receta alemana que tiene más de 500 años, Juan Felipe Lara y Carlos Berrocal…

Por Marco Marín

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Ambar: una cerveza tica inspirada en la tradición alemana
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Inspirados en la pureza de una receta alemana que tiene más de 500 años, Juan Felipe Lara y Carlos Berrocal vieron la oportunidad de irrumpir en el creciente mercado de las cervezas artesanales en Costa Rica, hace aproximadamente seis años.

Fue así como nació la Cerveza Ámbar, una cerveza premium tipo Märzenbier, que se apega a los lineamientos de la ley “Reinheitsgebot”. La directriz, emitida por Guillermo IV, duque de Baviera, establecía cuatro ingredientes posibles para fabricar cerveza: agua, malta de cebada, levadura y lúpulo.

Cinco siglos después, esa fue la base sobre la que Lara y Berrocal fundaron Cervecera del Centro, la empresa encargada de producir esta tradición bávara. De hecho, Märzenrbier significa “cerveza de marzo” y es de las más populares en la celebración del Oktoberfest.

Con una inversión inicial suficiente para comprar los equipos necesarios para elaborar 4.000 litros de cerveza y un plan de negocios enfocado en el posicionamiento de la marca. Seis años después esta microcervecería produce 38.000 litros y cumple 11 meses de exportar a Guatemala.

Juan Felipe Lara (der.) y Carlos Berrocal (izq), destacan que su cerveza pasa por un sistema de filtros que permite garantizar una pureza del sabor. (Marco Marín/El Observador)

Una cerveza premium

“Existía una búsqueda de cervezas alternativas de gran calidad y pensamos, entre Carlos y yo, que era una buena posibilidad establecer un negocio para elaborar una cerveza premium. Ahí comenzó nuestra marca fundamental, que es Ámbar.

“Nuestra idea es mantener la calidad exacta, igual para que el consumidor siempre obtenga la misma cerveza que pensó que iba a adquirir”, explicó Lara sobre los comienzos de la compañía.

Sin embargo, mantener esa promesa de un sabor único pero constante puede resultar algo difícil en el mundo de las cervezas artesanales. Por esta razón, desde el inicio incorporaron al maestro cervecero, Leonardo Rincón, quien con más de 30 años es el encargado de brindar “estructura y estandarización en la calidad”.

“Buscamos llegar al individuo que quiere darse un gusto con una buena cerveza y que la pueda repetir. El consumidor costarricense que busca un paladar distinto”, agregó. Esto les permitió dejar la etiqueta de artesanal y evolucionar a un modelo más corporativo.

“Hace seis años había un boom en cuanto a experimentar con el sabor de la cerveza y nosotros decidimos hacerlo con la calidad de la misma. Nos apegamos a los estilos tradicionales como Pilsener”, agregó Berrocal.

Lara detalló que el tener su “nicho” de consumidores bien establecido y un buen producto, no es suficiente para mantenerse a flote en el mercado. Para lograr esa “proyección de permanencia los socios optaron por un esquema agresivo de posicionamiento de marca.

Desde vallas publicitarias hasta presencia en eventos han sido parte clave del plan de negocios de la empresa. La imagen corresponde al estreno de una película en el Cine Magaly. (cortesía Ámbar)

El estándar del color Ámbar

Si, hasta el día de hoy, usted no había oído acerca de Cervecera del Centro pero sí sobre su producto estrella “Ámbar”, no es mera coincidencia. Ambos emprendedores dejaron claro que, desde el inicio, la marca era la clave del éxito.

Esto incluso incidió en el nombre escogido para la cerveza con la que la compañía decidió debutar y la cual se ha convertido en esa insignia oficial de la compañía. Berrocal describió el proceso de elección como interesante.

“Queríamos un nombre que cumpliera varios requisitos. Uno, que si cruzaba el Río San Juan o el Río Sixaola, siguiera valiendo como marca cervecera. Ya desde ahí pensábamos en exportar. Pero también una marca que no diera a saber si nacimos en el 2016 o en 1960”, explicó Berrocal.
Coincidentemente, el nombre escogido también tiene un significado importante en la tradición alemana que inspiró la creación de este producto.

Las cervezas de marzo que se consumen tradicionalmente durante el festival de otoño puede ir de claras a oscuras, dependiendo de la proporción de los ingredientes y el proceso de producción. Sin embargo, el estándar es el color ámbar, siendo la tonalidad la que marca su ligereza.

Una vez con el nombre, los socios optaron por un plan de negocios que se concentró por la marca y el mercadeo.

“Al final, es lo que realmente perdura. No promocionamos nuestra empresa, sino concentrarnos en la marca. Esto nos permitió un esquema de negocios totalmente distinto. De alguna manera nos permitió durar en el mercado”, agregó Berrocal.

Además, según confiesan, apostaron por un modelo de adquisición de volumen, en vez de rentabilidad. Esto quiere decir que antes de pensar en ingresos decidieron concentrarse en el aumento de producción.

De hecho, eso les permitió duplicar su capacidad de producción este año, pasando de 19.000 a 38.000 litros por mes. Además, gracias a esto han podido desarrollar versiones diferentes de Ámbar, así como otros sabores como lo son la Trigueña y la Onix.

“Hemos apostado por otras cosas un pelín diferentes ero siempre como la cerveza de trigo o trigo oscura y así llegamos a nuestro último lanzamiento. Somos la única microcervecería con una versión light, por ejemplo”, destacó Berrocal.

Esta diversificación ha sido posible gracias a la estrategia empleada. Según explicaron los socios, el que los consumidores conozcan la marca le permite a la empresa conocer y aprender de los clientes y así ofrecer mayor variedad.

“Es entender al consumidor costarricense e irle entregando lo que nos pide y lo que quiere”, agregó Berrocal.

Expansión internacional

Actualmente, Cervecería del Centro exporta a Guatemala, no obstante, esa no fue su primera expansión internacional. Hace un par de años, estos emprendedores lograron obtener la aprobación de la FDA, la agencia estadounidense encargada de dar los permisos de salud para alimentos.

A pesar de que no pudieron quedarse en el país norteamericano por razones ajenas al producto, sino más bien por una cuestión de mercado, Berrocal y Lara aseguran que la experiencia fue una gran enseñanza en temas de mercadeo.

“Es nuestra base de enseñanza, en lo que hacemos. El mercado estadounidense nos lleva 10 años de ventaja en todo este tema de diversificación de cervezas”, explicaron ambos.

Esa fue la base para lograr una segunda incursión, esta vez en el mercado regional. Desde principios de este 2019, la empresa inició su exportación a Guatemala, país donde ya tiene 11 meses de haberse consolidado.

Ahora, estos emprendedores aseguran que la clave está en convertirse en una de las cinco opciones principales de consumo en el país, antes de pensar en nuevas fronteras para expandirse.

“Queremos ser una prioridad en el mercado local, no solo el de los turistas. Que sea una marca de y para los costarricenses. Para lograr lo mismo en Guatemala, lleva años. Nos expandimos posteriormente a la demanda”.

Mientras tanto, destacan que a medida que construyen su marca, el crecimiento de la empresa avanza de forma paralela. La inversión en los nuevos equipos para la expansión se debe a que en los últimos dos años, el consumo local los obligó a dar el siguiente salto.

“Veníamos de dos diciembres en los que se nos había socado el zapato en términos de demanda. Este año decidimos prepararnos para eso. Esta inversión es un acto de confianza en la economía costarricense.

“Es un apostar al país, se ve un poco ilógico ahorita pero hay que pensar en largo plazo. Acomodarse al mercado y no esperar que se acomode a sus necesidades. Ahí está el secreto. Resiliencia y resistir”, sentenciaron