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Andrea Vargas: una embajadora del atletismo que vale oro

El pasado jueves, la atleta costarricense Andrea Vargas hizo vibrar al país entero durante 12 segundos y 82 centésimas, tiempo…

Por Marco Marín

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Andrea Vargas: una embajadora del atletismo que vale oro
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El pasado jueves, la atleta costarricense Andrea Vargas hizo vibrar al país entero durante 12 segundos y 82 centésimas, tiempo con él que conquistó la medalla de oro en la final de los 100 metros con vallas, en los Juegos Panamericanos celebrados en Lima.

Su proeza adquiere mayor relevancia, al tomar en cuenta que esta es apenas la sexta presea dorada de Costa Rica, en los 68 años de historia de estas justas.

Vargas ya había sellado su pase a las Olimpiadas del próximo año, con un tiempo de siete centésimas menos.

No era la favorita, pero la tica de 23 años dejó atrás a las estadounidenses Chanel Brissett y Shakira Nelvis, y así como a la jamaiquina Krystina Simmonds, para subir a un podio al que solo han llegado la legendaria Sylvia Poll (3 veces en Indianápolis 87 y una en La Habana 91) y el limonense Nery Brenes (Guadalajara 2011).

OBSERVE MÁS: La medalla de oro ya está en Costa Rica

Tan solo 24 horas antes, Vargas fue noticia al conquistar su boleto a los Juegos de Tokio 2020.

El momento en que Andrea Vargas cruza la meta y conquista la sexta medalla de oro para Costa Rica en Juegos Panamericanos. (AFP)

Dixiana Mena, su madre y entrenadora – autodidacta, vale la pena destacar -, le recordó que “aún no habían ganado nada”, como si de una premonición se tratase. Pero más que esto, su advertencia nace de la confianza en su pupila y la preparación previa.

El éxito de Andrea Vargas para nada se debe a la suerte o las probabilidades, sino que es el resultado de múltiples esfuerzos y sacrificios.

Esta puriscaleña, abogada de profesión y madre de una niña de cuatro años, irrumpió en la escena del atletismo el año pasado al conquistar el oro en esta misma disciplina en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Ocho meses antes había logrado el primer lugar en los Juegos Centroamericanos celebrados en Managua. Aunque desde el 2009 ya había llamado la atención de varios entrenadores, e incluso, consiguió su primer patrocinador; por cierto, de esos que no le sobran.

Durante la última década esas y otras tantas medallas obtenidas en diversas competencias son el fruto de muchos días en los que tenía que estar de pie a las 4 a. m. para entrenar con su madre, quien también prepara a su hermana, la marchista Noelia, de 21 años.

La familia es todo un equipo, el cual terminan de integrar David, esposo de Andrea, y Alejandro, su hermano menor. Junto a Dixiana, Noelia y Avril (hija de 4 años de Andrea y David), han ayudado para que Andrea se convierta en la campeona que ya es y que sueña con ser más adelante.

Costa Rica celebra, pero detrás la algarabía hay una ausencia de apoyo externo. Ha sido muy poco, como ella misma dejó saber en una publicación de su perfil oficial de Facebook. Las autoridades deportivas y el sector privado deben reaccionar y cultivar el talento de Andrea Vargas.

David, Avril y Andrea se encontraron en el aeropuerto Juan Santamaría. (Carlos González para El Observador)