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Aunque se lanzó etiqueta para plásticos “compostables”, país está a un océano de poder comprobarlo

La semana pasada se conoció que pronto podría verse en el mercado una etiqueta para los productos plásticos, que nos…

Por Manuel Sancho

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Aunque se lanzó etiqueta para plásticos “compostables”, país está a un océano de poder comprobarlo
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La semana pasada se conoció que pronto podría verse en el mercado una etiqueta para los productos plásticos, que nos dirá a los consumidores si el artículo viene de fuentes renovables; es compostable en tierra; e incluso compostable en el mar.

Sin embargo Costa Rica está muy lejos de poder determinar – con ciencia clara y sólida – que eso es posible: un plástico que regrese a la tierra sin contaminar.

El Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco) anunció la nueva norma para el etiquetado RCM, con distintas escalas: desde el que no es renovable ni compostable, hasta el que sí cumple y hasta se podría convertir en materia orgánica en un ambiente marino. Al menos eso promete.

La norma ya se ofrece a productores y comerciantes, con un precio de más de ¢12.000 según el sitio de Inteco. Pero el Laboratorio Nacional de Nanotecnología – que acompañó el proceso junto a otras entidades – descartó que se haya hecho suficiente investigación y que se tengan las capacidades científicas en el país, para poder determinarlo.

La norma se presentó el pasado 24 de setiembre. (Cortesía: Inteco)

Aún en proceso, ciencia de afuera

La idea de contar con la norma nació como parte de la Estrategia Nacional para sustituir el consumo de plásticos de un solo uso, del Gobierno; a solicitud de los ministerios de Salud, Ambiente y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Se trabajó en un comité nacional con entidades públicas, universidades, sector privado y más.

Diego Cordero, gestor de proyectos de Normalización de Inteco, aseguró que la norma está respaldada por pruebas de laboratorio validadas a nivel internacional. “Lo que está haciendo Costa Rica es simplemente adoptándolas”, dijo a El Observador.

Entonces la ciencia detrás de esta norma viene de afuera, dónde aún se debate y no se ha comprobado que las decenas de plásticos existentes sean biodegradables y compostables.

“Costa Rica no puede inventar requisitos, si ya existen a nivel internacional”, comentó Cordero, al señalar que las prueba de biodegrabilidad y compostaje ya están establecidas en normas internacionales. Enfatizó que la nueva norma corresponde a una a nivel global. En este caso, todo gira alrededor de la norma INTE B25:2019.

Estos son los códigos de las etiquetas que los productos plásticos podrían llegar a tener. (Inteco)

“Ocurrencia”: no hay suficiente estudio ni equipos para certificar

José Roberto Vega, director del Laboratorio Nacional de Nanotecnología (Lanotec), afirmó que es “muy difícil” establecer lo que la etiqueta promete. Los polímeros requieren condiciones muy específicas de oxígeno, organismos y más – en el mar o en la tierra – para degradarse. Además la compostabilidad se da en un proceso industrial, no casero.

“Se habla muy fácil, pero realmente se desconoce. (…) Eso está muy difícil. Todavía hay mucho mucho por hacer, mucho por investigar y no está resuelto”, sentenció el experto. Por eso señaló que no existe una solución para lograr la etiqueta RCM 111.

Vega, quien preside el comité que trabajó la norma, comentó que si bien hay un tipo de polímero que es soluble en agua, igual contaminará el mar. Lo mismo sucede con los llamados “oxobiodegradables”, que no son biodegradables y sí contaminan la tierra.

Vega, doctor en nanotecnología y especialista en polímeros biodegradables, recordó que Costa Rica tiene el recurso humano para estudiar el tema, pero no la estructura. Señaló que la ciencia “ha sido dejada de lado” y que no hay suficientes equipos tecnológicos para certificar lo que la etiqueta busca.

El Lanotec ha avanzado mucho, pero se requiere más inversión. Por eso criticó que se avanzara con la norma, pues si bien podrán analizar la muestra de plásticos que una empresa lleve, se tendrá un rezago.

“No es soplar y hacer botellas. La parte científica y de análisis de laboratorio es la que no ven, y es la más complicada”, explicó. Calificó de “ocurrencia” el lanzamiento, si no se tiene un laboratorio bien establecido.

¿El dilema? El plástico es “indestructible”

El reciclaje de plástico, una industria limitada, aún no logra reducir significativamente el impacto del plástico en el ambiente. (AFP)

Sin embargo a nivel internacional el debate es encendido y nadie ha dicho de forma concluyente que un plástico o los mal llamados “bioplásticos” son biodegradables o compostables en el océano. La discusión se da en momentos en que el mundo enfrenta una crisis sin precedentes, por la contaminación marina por plásticos; y cuando la producción de plástico es masiva.

Un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, publicado por el Foro Económico Mundial, estimó que en el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos. Y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) – a la cual Costa Rica aspira ingresar – cuestionó el verdadero impacto de los aditivos de degradabilidad, que deben aumentar la biodegradación de un plástico.

“Los aditivos degradables no necesariamente conducen a que los plásticos se vuelvan compostables y puede no resultar en una biodegradación significativa en absoluto. Por el contrario, simplemente pueden romper la masa de material en fragmentos más pequeños. Una consecuencia no deseada de la comercialización de plásticos como ‘biodegradables’ es que se desechen como basura porque los consumidores suponen que se descompondrán naturalmente”, advierte el estudio Improving Markets for Recycled Plastics: Trends, Prospects and Policy Responses.

“Los artículos de plástico ‘biodegradables’ (…) se descomponen completamente solo si se exponen a altas temperaturas prolongadas por encima de 50 °C (…) Tales condiciones se cumplen en las plantas de incineración, pero muy raramente en el medio ambiente”, alarmó el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente.

Ante la situación, Fundación MarViva mostró preocupación, pues considera que promover productos que siguen siendo plásticos, como alternativas es “irresponsable”, ante la falta de investigación e inversión en tecnología.

“Va a aportar mayor confusión en la discusión, confusión y más desinformación”, dijo Katherine Arroyo, gerenta de Incidencia Política de MarViva. La organización promueve la campaña #ChaoPlásticoDesechable para dejar de consumir plásticos de un solo uso.

La etiqueta no es literal

Diego Cordero, de Inteco, aceptó que en el mundo aún hay diferencias y no se ha sustentado técnicamente, cuál es el método para lograr estas certificaciones. Por eso la etiqueta de “compostable en ambiente marino” realmente no confirma que el consumidor pueda lanzar el producto plástico al mar y se vaya a compostar.

Cordero matizó que la norma técnica es un primer paso. Pero se deben desarrollar campañas de educación e infraestructura para que las personas sepan, bajo qué condiciones realmente un plástico es compostable. A pesar de que la etiqueta no significa lo que propone el nombre, Inteco negó que pueda inducir a engaño.

Diego Cordero de Inteco