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Brexit: La búsqueda del “imposible” acuerdo comercial

(Bruselas). A dos semanas del Brexit, los diplomáticos europeos se preparan para la segunda fase de las negociaciones con Londres,…

Por AFP

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Brexit: La búsqueda del “imposible” acuerdo comercial
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(Bruselas). A dos semanas del Brexit, los diplomáticos europeos se preparan para la segunda fase de las negociaciones con Londres, consagradas a la futura relación entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE). ¿Qué se sabe por el momento?

“Misión imposible”

Tras su marcha el 31 de enero, los británicos ingresarán en un período de transición hasta el 31 de diciembre de 2020, durante el que seguirán aplicando las reglas europeas e intentarán cerrar su futura relación con la UE.

La Comisión Europea presentará tras el divorcio con los británicos un mandato de negociación a los 27 países del bloque que deberán aprobarlo en una reunión ministerial el 25 de febrero. La negociación podrá comenzar oficialmente entonces.

El 1 de julio será la primera fecha clave. La UE y el Reino Unido deberán decidir para entonces si prolongan la transición y por tanto la negociación uno o dos años. El ‘premier’ británico, Boris Johnson, rechaza esa opción.

Si se tiene en cuenta el tiempo necesario para la ratificación de un acuerdo, Londres y Bruselas dispondrían solo de ocho meses -de marzo a octubre- para alcanzarlo. “Es una misión imposible”, resume un diplomático europeo.

Acuerdo limitado

Con estas limitaciones, la UE no podrá alcanzar su objetivo inicial de un “acuerdo global” que cubra todos los aspectos de la futura relación (comercio de bienes y servicios, migración o incluso política exterior).

Según una fuente diplomática, Bruselas tiene como prioridad lograr en 2020 acuerdos sobre la pesca, la seguridad interior y exterior y sobre todo el comercio de bienes. El resto se negociará más tarde.

En materia comercial, Londres sólo ambiciona un simple acuerdo de libre comercio.

Bruselas debe detallar próximamente a los países del bloque su visión sobre la futura relación: ¿Un marco formal con instituciones comunes? ¿Un acuerdo más flexible, estructurado en varios pactos como en el caso de Suiza?

Varias capitales europeas rechazan en bloque esta última solución, al considerar demasiado confusa la actual relación con Suiza.

Barnier, al frente

Las rondas de negociación, en principio entre Londres y Bruselas, contarán, por el lado europeo, con el negociador Michel Barnier al frente. Su homólogo debería ser David Frost.

Según una fuente europea, sólo “entre 8 y 10 rondas de negociación de una semana” podrán organizarse, “es decir unos cuarenta días de negociación pura”.

Esto parece poco, máxime cuando se necesitaron años para alcanzar el acuerdo entre la UE y Canadá, un socio menos importante que el Reino Unido.

“Reservaremos dos o tres semanas para cada asunto y veremos qué se puede. Si el bloqueo es muy importante, pasaremos a otra cosa. Habrá algunos temas que estarán muy avanzados, otros no irán a ninguna parte”, aseguró un diplomático.

Reglas del juego

Principal preocupación de Bruselas: Garantizar que Londres no desregule su economía en materia ambiental, social, fiscal o de ayudas de Estado y mantenga reglas del juego justas (“level playing field”).

Algunos países querrían que los británicos sigan las reglas de la UE en estos cuatro aspectos y se adapten de manera automática a los cambios de legislación, una petición que ven indispensable por la cercanía económica y geográfica del Reino Unido.

Pero Johnson “indicó claramente que quiere un acuerdo de libre comercio como el canadiense, sin alineamiento”, recuerda un responsable británico.

“El punto de partida son normas excepcionalmente altas (…) No tenemos la intención de rebajarlas”, agregó.

“Mantener la unidad”

“Será difícil mantener la unidad europea”, estima un diplomático europeo, en referencia a que las prioridades de las capitales no son las mismas.

Los países del este del bloque conceden una gran importancia a los bienes industriales. Otros, como Luxemburgo, a los servicios financieros.

Francia, Dinamarca, Irlanda, Bélgica y Países Bajos quieren mantener su acceso a las aguas británicas por la pesca, un asunto muy simbólico que otros países vigilarán de cerca, inquietos por eventuales concesiones a Londres.

La pesca debería ser tanto más importante cuando Bruselas parece condicionar el inicio de las negociaciones puramente comerciales a un acuerdo en este campo.

Ambas partes han prometido llegar a un acuerdo sobre la pesca antes del 1 de julio.

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