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Chile en combustión: una ola de descontento social más allá del pasaje del metro pone en jaque a un Presidente y las élites

Tengo fe en Chile y su destino. Salvador Allende – 11 de setiembre de 1973 Las palabras del recordado Presidente…

Por Manuel Sancho

Tiempo de Lectura: 5 minutos
Chile en combustión: una ola de descontento social más allá del pasaje del metro pone en jaque a un Presidente y las élites
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Tengo fe en Chile y su destino.

Salvador Allende – 11 de setiembre de 1973

Las palabras del recordado Presidente de Chile, antes de morir la noche oscura que Augusto Pinochet lideró el golpe de Estado y arrancó una dictadura militar de 17 años, hoy parecen – según cómo se miren – una invitación al optimismo o una sentencia de que no se logró una transformación positiva.

Chile cumple 15 días del mayor estallido social desde el regreso a la democracia en 1990. Arrancó con protestas contra un aumento en el pasaje del metro en Santiago. Pero en la oleada de manifestaciones subyace un descontento acumulado durante años; una profunda desigualdad maquillada por el llamado “oasis chileno” en lo económico; el malestar contra las élites que dominan la política y economía; y el agotamiento de un modelo que no evolucionó a uno con más oportunidades.

Son algunas de las razones esgrimidas por tres analistas, con quienes conversó El Observador para entender la crisis que sacude la nación suramericana de casi 18 millones de habitantes.

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Del “milagro chileno” al estallido

Estatua de Allende frente al Palacio de La Moneda en Santiago. (Manuel Sancho/El Observador)

Tras la dictadura, Chile logró importantes transformaciones, como bajar la pobreza de 40% a 8,6% según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2017. Creció para ser el país de América Latina con el mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde Chile también sobresale.

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Patricio Navia, profesor chileno de la Universidad de Nueva York (NYU), señaló que más allá de superar el modelo, la población quiere mejorarlo. Explicó que en su país se reclama por distribución de la riqueza y las oportunidades, así como reglas claras para todos los sectores.

“La percepción es que a la élite se le mide con una vara muy distinta que al resto de la población. La cancha no es pareja”, dijo el académico del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de NYU. Pero matizó que Chile no vive una crisis económica profunda, ni está presionado por las entidades financieras internacionales, por lo que tiene margen institucional y recursos para invertir.

A inicios de semana, el presidente Sebastián Piñera intentó calmar los ánimos, con el cambio de ocho ministros de su gabinete. Según Navia, el mandatario intentó minimizar el conflicto, con acciones desafortunadas como cerrar el metro; declarar estado de emergencia; sacar los militares; y hasta lanzar que se vivía una “guerra”.

El profesor comentó que se “desaprovechó” el cambio de gabinete, pues no se incluyó otros sectores más diversos y se mantuvieron figuras de la élite.

Patricio Navia – Profesor NYU

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Cambios en el modelo: “no son 30 pesos ¡son 30 años!”

Distintos puntos se han unido en las protestas. (Twitter)

Carlos Murillo, analista de política internacional, sí apuntó a un modelo desgastado, como una de las causantes de la crisis, más allá de las condiciones económicas favirables. Del 2003 al 2013 Chile vivió un auge con subidas de precio de las materias primas, notables ingresos y un alto nivel de ahorro para el Estado.

Murillo recordó que desde hace unos cinco años, la economía chilena entró en un proceso de ralentización. Hubo advertencias, pero los gobiernos – ni el de Michelle Bachelet cercano a la izquierda ni el derechista Piñera – no adoptaron medidas ni reformas.

“Es la trampa de los ingresos medios. La economía llega a un tope. Si no se hacen ajustes estructurales, se cambia el modelo económico. (…) Se agotó el modelo. Y ya la gente no podía seguir”, afirmó.

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Antonio Barrios, especialista en estudios latinoamericanos, aseguró que tras el fin de la dictadura, Chile no logró cambiar su economía para fortalecer un Estado de bienestar social, golpeado por Pinochet, quien borró mucho de lo hecho por Allende.

En Chile el servicio de agua potable, un derecho humano fundamental, fue entregado a los privados en la década de 1980. En el 2011, miles de estudiantes se tiraron a las calles, exigiendo cambios en un modelo educativo universitario poco progresivo y con una gran parte en manos privadas. Ahora en el 2019, las pensiones se han puesto sobre la mesa, al igual que la falta de justicia por crímenes de la era Pinochet.

Todos son puntos de índole social. Barrios enfatizó que la historia llevó a esta explosión. Por eso uno de los lemas de los manifestantes es “no son 30 pesos, son 30 años”.

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Élites, “sectarismo” y disparador

Este viernes, para iniciar noviembre, milles realizaron la “marcha del luto”. La policía reaccionó golpeando con agua a presión a las personas. (AFP)

El analista Carlos Murillo calificó que en Chile hay un fenómeno de sectarismo. Por un lado están las élites económicas que conforman una “burbuja impenetrable”. Y en en plano político hay partidos tradicionales cerrados que conforman su propia “burbuja”.

Murillo sumó otro factor: no todos los sectores – sobre todo de izquierda – se sumaron al diálogo propuesto por Piñera. “No hubo apertura de esas burbujas económicas”, mencionó.

Antonio Barrios fue claro que años de acumulación de malestar social generan un ambiente, en el cual un elemento – sean el sistema de seguridad social en Nicaragua o un pasaje en Chile – actuán como “disparador” de las revueltas. Además en estas interfieren agentes de diversos tipos, sin importar la ideología.

“Hay un efecto de acumulación, de descontento social que muchas veces los gobiernos subestiman”, dijo el especialista en estudios latinoamericanos.

Para el chileno Patricio Navia, profesor en Nueva York, es posible incluso realizar una nueva Constitución Política.

Barrios fue más allá y señaló que la mayoría de los manifestantes piden la salida del Presidente Piñera. Y avisó: es el fenómeno que sucede en todas las latitudes del planeta: Chile, Brasil, Hong Kong, Iraq…

Las protestas en Chile tienen en jaque al gobierno de Piñera. (AFP)