Sergio Arce
Meghan Markle y el príncipe Enrique acudieron este lunes a la Abadía de Westminster, en Londres, para participar en su último acto como miembros activos de la Familia Real británica.
Y los duques de Sussex fueron, claramente, el centro de atención de la numerosa prensa reunida en las afueras de este imponente edificio, que en el pasado albergó numerosas y fastuosas actividades como lo boda de los duques de Cambridge.
Y Markle no decepcionó: ella llegó con un look que fascinó a los presentes -con el que ella se despide como royal- y una enorme sonrisa, como quien sabe que ya no tendrá que ajustarse a los estrictos cánones de la realeza británica, en especial de la abuela de su marido, la reina Isabell II.
La revista ¡Hola! describió así el atuendo: Meghan optó por un look verde total “con original capa al cuello de Emilia Wickstead, bolso de Gabriella Hearst y zapatos de Aquazzura”. Y una redecilla en su tocado.
Los duques de Sussex, Meghan Markle y el príncipe Enrique, llegaron a la Abadía de Westminster para participar del Día del Commonwealth. AFP
A los dos se les veía relajados, días antes de que ocurra la desconexión con la Casa Real, prevista para el 31 de marzo. A partir de entonces los duques de Sussex deberán responder por sus necesidades financieras desde Canadá, país que escogieron para vivir su nueva vida como civiles junto a su hijo Archie.
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La cita de este lunes era muy importante y por eso ambos no faltaron: hoy se celebró el Día del Commonwealth, que albergó un servicio religioso en el que acudieron invitados de los 54 países que conforman la Mancomunidad de Naciones. Los asistentes, unos 2.000 en total, provenían de América, Oceanía, Pacífico, Europa, Asia y África.
Para muchos el acto de este lunes significa el adiós temporal de “Los grandes cuatro”, en referencia a los hermanos Enrique y Guillermo y sus respectivas esposas: Meghan y Kate Middleton. Al menos por un año, cuando al término de los 12 meses se revise el contrato establecido entre la reina Isabell II y los duques de Sussex.
La mala relación de la pareja con los tabloides británicos pesó en la decisión de Meghan y Enrique de dar un paso al lado, en enero pasado, cuando la noticia cayó como pólvora. Acusada de racismo contra la actriz norteamericana mestiza, la prensa sensacionalista atacaba regularmente a Meghan, calificándola de «duquesa caprichosa».
«Es una abdicación», no duda en afirmar el experto en protocolo de la familia real, Alastair Bruce, interrogado por el Sun on Sunday. El medio destacó que Enrique queda retrogradado al mismo nivel que otros 30 duques británicos.
La pareja conserva su título de duque y duquesa de Sussex, pero renuncia al monograma HRH, que en inglés significa Su Alteza Real.
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Enrique y Meghan devolverán además 2,4 millones de libras esterlinas ($3,1 millones) de fondos públicos que sirvieron para renovar su hogar, Frogmore Cottage, cerca del castillo de Windsor.
«Es algo absolutamente sin precedentes» opina en el Sun Dickie Arbiter, exsecretario de prensa real, pues «ningún miembro de la familia real ha devuelto alguna vez dinero», incluso los que fueron privados del estatuto de alteza real.
