Paulo Villalobos
La “nula posibilidad” de Panamá para contener el flujo migratorio de 2.600 extrarregionales que permanecen en ese país, llevaron a Costa Rica a permitir su ingreso y traslado hacia la frontera norte, para que prosigan su camino hacia el norte de América.
El Gobierno cambió su primer abordaje y decisión con el cierre de fronteras anunciado la semana pasada. Dicha restricción de ingresos y paso de extranjeros, también se planeaba aplicar a los migrantes extrarregionales, que vienen de puntos como África y Asia.
Ante la situación y el manejo dado por las autoridades panameñas, la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), en conjunto con el Ministerio de Salud y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), definieron el procedimiento a seguir para la movilización de las personas, en medio del estado de emergencia por el nuevo coronavirus.
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Paso a paso
Fotografía con fines ilustrativos de extracontinentales recibiendo atención en el Centro de Atención Temporal de Migrantes (Catem) en La Cruz, Guanacaste. (Presidencia)
El gobierno de Panamá deberá certificar el estado de salud de cada uno de los migrantes. No se admitirá en el flujo a ninguno que presente síntomas de la COVID-19 o de fiebre.
Una vez descartados esos casos, se llevará a los extracontinentales mediante transportes autorizados hasta el Centro de Atención Temporal a Migrantes (Catem), en Río Claro de Corredores, Puntarenas. Allí se les volverá a realizar una toma de signos vitales y revisión de salud.
Inmediatamente después serán trasladados – en coordinación con la CNE – al Centro de Atención Temporal de Migrantes en La Cruz, Guanacaste.
De esta manera se pretende evitar que los extrarregionales se desplacen por sus propios medios hasta el límite con Nicaragua.
Una vez en Guanacaste, el flujo volverá a ser abordado y revisada su salud con el apoyo de la Cruz Roja.
Se prevé que desde este lugar en la frontera norte, los migrantes busquen las rutas para dejar el territorio nacional, puesto que quedarse en Costa Rica no es su interés primordial, según Migración.
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Experiencia previa
La directora de Migración y Extranjería, Raquel Vargas, recordó que en 2016 también se dio una aglomeración de hasta 2.600 africanos y haitianos en la línea fronteriza con Panamá.
“Como institución, y ante la emergencia por el COVID-19, no podemos permitir repetir esa situación, y debemos prevenir y evitar a través de las coordinaciones bilaterales entre Costa Rica y Panamá, así como interinstitucionales, el libre tránsito de estos migrantes por el país”, explicó la jerarca.
Desde esa ocasión, el ingreso de migrantes ha sido constante aunque controlado.
Como parte de los procesos normales, a esas personas se les realiza una valoración de salud, así como una revisión de su identidad en bases de datos y una toma de información biométrica en resguardo de la seguridad nacional.
La nueva coordinación se da durante un estado de emergencia decretado por el Gobierno, en el cual se prohibió el ingreso de extranjeros hasta el 12 de abril, como medida para evitar el contagio masivo del virus respiratorio, que ya acabó con la vida de 2 adultos mayores y que portan 158 ciudadanos.
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Paulo Villalobos
