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COVID-19 revive debate sobre las voluntades anticipadas y las maneras dignas de fallecer

El final de la vida siempre es un tema difícil de abordar y poco común de tratar con la familia…

Por Elizabeth Rodríguez

Tiempo de Lectura: 4 minutos
COVID-19 revive debate sobre las voluntades anticipadas y las maneras dignas de fallecer
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El final de la vida siempre es un tema difícil de abordar y poco común de tratar con la familia o los amigos.

En una pandemia como la actual, expresar las voluntades que tiene cada persona a la hora de fallecer podría resultar de gran utilidad para los funcionarios de la salud, ahora en crisis, y en general, para la toma de decisiones.

“Las voluntades anticipadas podrían aclarar tanto el panorama que evitaríamos muchos ingresos innecesarios a Emergencias. Si el paciente ya decidió fallecer en su casa, con medidas de mantenimiento y confort, eso es calidad de vida y calidad de muerte”, opinó la doctora Catalina Saint-Hilaire, directora del Centro Nacional del Dolor y Cuidados Paliativos.

El SARS-CoV2, que produce COVID-19, es un virus muy nuevo que requiere de ciertas medidas de seguridad por ser altamente contagioso. Sin embargo, esto no impide que el paciente pueda decidir si su cuadro de salud llegara a complicarse y desencadene otras patologías que lo hagan fallecer.

En países como España e Italia se ha puesto a disposición la videollamada para despedirse de sus familiares con COVID-19 ya que el paciente se encuentra aislado y es imposible verlo presencialmente.

La doctora indicó que para la medicina paliativa en Costa Rica, esta herramienta se ha utilizado desde que salieron los teléfonos inteligentes para despedirse a la distancia, sea por un hijo que permanece ilegal en un país y no puede venir, o cuando no da tiempo de regresar.

“Esta ha sido una alternativa para hacer cierres en la vida. A veces médicamente no se puede explicar el porqué de un paciente que sigue vivo, entonces buscamos maneras de sanar vínculos para que esa persona pueda irse en paz”, agregó.

Estados Unidos, Italia y España han sido los países con mayor tasa de mortalidad por COVID-19. (AFP)

Fallecer sin dolor

La distancia que genera el coronavirus entre el paciente y sus familiares es una preocupación más, entre tanta incertidumbre. Saber que una persona querida pueda fallecer sin dolor, sin la sensación de falta de aire por ejemplo, es el trabajo que realizan los paliativistas ante escenarios sin más salida que el final de la vida.

“Tomar una decisión en crisis es muy difícil, sin embargo, ante una enfermedad terminal es necesario explicarle al paciente qué pasa si decide una cosa u otra y así poder realizar un abordaje interdisciplinario que le ofrezca confort”, explicó Saint-Hilaire.

La especialista indicó que cada vez hay más médicos que están tomando consciencia de la importancia del alivio de síntomas y la parte de cuidados paliativos. Además aseguró que el paciente no está siendo abandonado, ya que muchas veces “la gente piensa que si no se hace algo invasivo, la persona puede fallecer mal.”

“Es necesario hablar de la muerte cuando uno está joven y sano, y no esperar hasta que haya un desenlace así. Hay que hablar más de este tema con la familia pero social y culturalmente está vetado y no debería de ser así”, añadió la doctora.

Aquí entran en juego conceptos como ortotanasia y eutanasia, los cuales tienen aplicaciones muy distintas. La ortotanasia, o muerte digna, consiste en brindarle un alivio a la persona con un sedante, en la que la enfermedad, en su proceso natural, se encarga de que la persona fallezca.

“La sedación baja el nivel de consciencia ante un síntoma que no se ha logrado controlar con los métodos convencionales. El paciente no muere al momento de sedarlo, a diferencia de la eutanasia que el propósito es darle alguna sustancia para que el paciente fallezca”, concluyó Saint-Hilaire.

OBSERVE MAS: Solo un familiar y con dos fundas: así será la entrega de cuerpos de fallecidos por COVID-19

NEW YORK, NY - APRIL 05: Orthodox Jewish men move a wooden casket from a hearse at a funeral home in the Borough Park neighborhood which has seen an upsurge of (COVID-19) patients during the pandemic on April 05, 2020 in the Brooklyn Borough of New York City. Hospitals in New York City, which has been especially hard hit by the coronavirus, are facing shortages of beds, ventilators and protective equipment for medical staff. Currently, over 122,000 New Yorkers have tested positive for coronavirus. Spencer Platt/Getty Images/AFP

Funcionarios en Brooklyn, alistando todo para un entierro de una persona fallecida por COVID-19. (AFP)

Despedida en tiempos de COVID-19

Para el caso particular de la muerte por la pandemia COVID-19, la despedida del familiar se ve limitada. Los lineamientos dispuestos por el Ministerio de Salud para el manejo de cadáveres, generan la necesidad de reelaborar este momento y adaptarlo a la situación actual.

Ante la poca información disponible del nuevo virus, y según el protocolo, solamente se aceptará el ingreso de una persona para realizar el reconocimiento del cuerpo. El cuerpo será presentado en una bolsa de color transparente para poder identificarlo, pero no existirá el contacto físico con el fallecido.

El familiar tendrá un espacio no mayor a quince minutos para permanecer con el cuerpo por si desea realizar algún acto personal de despedida o de expresión religiosa, como una oración.

El psicólogo y especialista en curar el dolor de la muerte, Javier Rojas, del Centro Nacional del Dolor y Cuidados Paliativos, reveló que es un proceso muy terapéutico y necesario el acercamiento del familiar con el cuerpo fallecido.

“Estamos sugiriendo traer mensajes de los demás familiares y leerlas en voz alta, ya que se tiene conocimiento de que la audición, de una persona fallecida, se mantiene 30 minutos más allá de la muerte”, agregó Rojas.

A lo largo de la historia, los rituales para despedir a un ser querido tienen un valor social muy importante, y para este caso en específico, se puede ofrecer un servicio de velación pero tendrá que ser con el ataúd cerrado y con el cuerpo siempre dentro de la bolsa impermeable.

Según los lineamientos, el cuerpo puede ser enterrado o incinerado, bajo las condiciones habituales.

“Es un acto muy cerebral la verificación del cuerpo para tratar de aceptar y entender lo que está ocurriendo. Por el contexto actual, en menos de 24 horas deben realizarse los rituales que usualmente podrían extenderse más. La familia necesita mucha compañía y escucha para este momento”, añadió el psicólogo.

El intensivista Marco Vinicio Boza, de la CCSS, grabó un mensaje dedicado a aquellas personas que perdieron, y perderán, a sus seres queridos debido a la pandemia:

Hasta el momento, Costa Rica ha registrado seis fallecimientos a causa de COVID-19, siendo todos hombres, con factores de riesgo, en una población mayor a los 45 años.

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