Disminución en la demanda y restricción vehicular ponen en jaque a autobuseras

Son varios los factores provocados por el coronavirus que golpean fuerte a las empresas autobuseras del país, que han visto una disminución de más del 80% de sus viajes tanto interurbanos como metropolitanos.

La Semana Santa y las restricciones vienen a dar otra estocada al sector, con una mayor disminución del servicio.

Parte de las restricciones indican que los viajes de menos de 75 kilómetros podrían mantener un máximo de operación del 20% del 8 al 12 de abril.

Para rutas interurbanas largas, el servicio deberá estar suspendido durante el miércoles y domingo de Semana Santa. No obstante, el operador puede prestar dos servicios (uno en la mañana y otro en la tarde) de existir actividades laborales y productivas esenciales.

En cuanto a las rutas autorizadas internacionales, del 8 al 12 de abril el servicio estará suspendido en su totalidad.

“Ya veníamos resintiendo las bajas en demanda, trabajando en un esquema poco normal, obviamente ya estas restricciones golpean mucho más la operación del servicio”, señaló Silvia Bolaños, presidenta de la Cámara Nacional de Transportes (Canatrans).

Pese a esto, insistió en que las empresas autobuseras están alineadas en cuanto a que las disposiciones de los ministerios de Salud, de Transportes y de Seguridad deben respetarse.

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“De momento estamos trabajando algunas rutas. Hay personas que tienen que trasladarse a brindar servicios, sobre a todo a servicios esenciales, que hoy por una razón de peso el Ministerio de Salud decidió dejar abiertas”, comentó Bolaños.

La parada de autobús del Hospital San Rafael de Alajuela es una de las muestras de la baja demanda de autobuses (foto: El Observador).

Por su parte, el director del Consejo de Transporte Público (CTP), Manuel Vega, aseguró que se ha coordinado con las cámaras de transportes y con los operadores para que se de el cumplimiento de los acuerdos sobre restricciones así como la atención de transporte básico y puntual a trabajadores.

“Las empresas están brindando las rutas que pueden dentro de los parámetros que el Ministerio de Salud ha fijado”, señaló Vega.

“Es nuestra obligación mantener los servicios de transporte público en aquellos casos de usuarios que deban atender actividades laborales y productivas esenciales, por lo que cada operador conoce la movilidad de la población que traslada y es su responsabilidad adecuar sus servicios sin desproteger a la población que requiera atender las actividades mencionadas”, aseguró el director del CTP.

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Situación grave

Bolaños aseguró que todas las empresas autobuseras del país han sido afectadas por la crisis del coronavirus.

Sin embargo, el panorama se complica al poner sobre la mesa que alrededor del 75% de las empresas son pequeñas o medianas, y que no cuentan con más de 10 unidades. Pese a esto, se continúan los esfuerzos para no cesar a sus planillas.

“El impacto ha sido a una gran mayoría del sector y sí hay empresas que han hecho enormes esfuerzos para sostener al personal con medidas como disminución de la jornada de trabajo o suspensión temporal de contratos de trabajo, o moviendo a las personas a otros puestos”, comentó la líder de Canatrans.

La incertidumbre está sobre todo en el tiempo: ¿cuánto más podrá ser sostenible la situación? Sobre todo, tomando en cuenta el modelo de negocio del transporte público del país.

Taxis y autobuses son parte de los sectores más afectados por la crisis del coronavirus (foto: El Observador).

Aunque Bolaños aseguró que sería irresponsable dar un cálculo o referirse a cuántas empresas podrían entrar en quiebra por la situación, sí enfatizó que si no se toman medidas más puntuales para el sector, salir de la crisis será imposible para muchas de las autobuseras.

Los empresarios del sector insisten en moratorias más robustas, que permitan diluir los pagos en el tiempo y con el aire que brinden las medidas poder seguir pagando sus planillas.

“Ocupamos que el INS no solo tome un acuerdo sobre la moratoria de los seguros comerciales por cuatro meses, si no además que esa moratoria se permita pagar a 12 meses, por ejemplo”, comentó Bolaños.

“Nada ganamos con darle un respiro de tres o cuatro meses a las empresas si al cuarto mes van a tener que hacerle frente a todo, al cuarto mes puede que esto sea la crónica de una muerte anunciada”, puntualizó la empresaria.

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