Desde la Columna
Natalia C. Alfaro para El Observador
Hoy, quienes trabajamos en actividades relacionadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, bajo el acrónimo STEM -del inglés, science, technology, engineering and math- vislumbramos la tendencia de incluir dentro de nuestra gestión una “A” de arte.
Algo curioso de esto, es que la creciente efervescencia por incluir al arte en el área científico-tecnológica ha sido para enmendar un error de omisión al principio de la creación de este acrónimo.
Y les voy a contar mi hipótesis: El científico en el laboratorio, y el artista en su estudio, obtienen su aprendizaje basado en prueba y error; siempre con un objetivo en común que es brindar un producto tangible o intangible que resuelva una necesidad ¿cierto? Hay más similitudes que diferencias.
Una duda válida
Lo que yo me cuestiono es: ¿Por qué los países más avanzados del mundo están actuando en la línea STEM como eje transversal para garantizar prosperidad y calidad de vida para sus habitantes no han dejado de lado el arte como fuente inspiradora y dinamizadora de la gestión socioeconómica de los países?
Tal y como sucedió varios siglos atrás, gracias al valor de las ideas humanistas de los genios Da Vinci, Miguelangel, Raphael Sanzio y Donatello, por nombrar algunos.
El incluir el arte como estrategia de desarrollo no es nada nuevo. Lo que pasa es que se devaluó la concepción propia de nuestra capacidad creadora e imaginativa.
Pablo Picasso decía:
“Las computadoras son inútiles. Solo pueden darte respuestas”
Y realmente esta frase me da pie para decirles que: planificar para escenarios complejos, tener tolerancia a la ambigüedad y buscar soluciones disruptivas son cualidades que provienen de nuestro lado derecho del cerebro, nuestro lado creativo.
Y son las verdaderas herramientas que pueden ayudar a hacer frente a los retos disruptivos de la industria 4.0 como lo es la formación de capital humano para la competitividad.
Contar con STEAM en nuestro sistema educativo promueve un mejor esquema de desarrollo.
Y si además consideramos que hoy la competencia no sólo está en nuestro compañero de clase, sino también en los millones de jóvenes que egresan en otros países, nos daremos cuenta del sentido de urgencia que presenta este escenario; ya que por sí solas las ciencias e ingenierías no pueden proveer de toda la creatividad necesaria para afrontar y resolver los desafíos del mañana, de hoy.
Natalia C. Alfaro cuenta con más de 7 años de experiencia gestionando proyectos en ciencia, tecnología e innovación alrededor del mundo. Es emprendedora y enseña a niños y adultos a pensar de forma creativa y futurista para que puedan construir una sociedad más próspera.
Tel: 8898-6226
Web: www.wrlearning.com
Email: [email protected]
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