Tomás Gómez
Es como si no hubiera pasado medio siglo desde la lucha del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
El país más afectado por la crisis del coronavirus -con 1,8 millones de casos y 103.000 muertes- tiene a miles de protestando en las calles por un tema recurrente: las diferencias sociales abismales que siguen existiendo por el color de la piel.
A la historia centenaria de la comunidad afroamericana se sumó una nueva página el lunes anterior cuando la brutalidad policial con la que fue detenido George Floyd acabó en muerte.
Los hechos ocurrieron cuando un hombre con una descripción que coincidía con la de Floyd, supuestamente intentó hacer un pago con un billete falso de $20, lo que motivó la intervención del Departamento de Policía de Minneapolis, una ciudad del Estado de Minnesota.
Pese a tratarse de un delito menor Floyd fue colocado contra el suelo mientras el policía Derek Chauvin le presionaba el cuello con la rodilla.
La escena se mantuvo por 8 minutos frente a otros policías y mirada atónita de transeúntes que rogaban para que dejaban de maltratar a aquel hombre, presionado contra el piso. “Le está sangrando la nariz”, decía alguno.
La grabación de aquel acto macabro no tardó en hacerse viral y desatar una batalla campal en decenas de ciudades estadounidenses ante las cuales el Gobierno ya ofrece incluso desplegar al ejército.
La vida truncada en Powderhorn
Floyd, de 46 años, nació en Carolina del Norte y fue criado en Texas, donde arrancó una carrera deportiva tanto en basketball como en fútbol americano.
Padre de dos hijas, la dificultad para encontrar empleo lo llevó a trasladarse una vez en el 2014, a Minnesota, en el norte de Estados Unidos.
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Allí se estableció en la comunidad de St. Louis Park donde trabajó primero de camionero y luego como guarda de seguridad del restaurante Conga Latin Bistro, hasta que las cuarentenas por la pandemia de COVID-19 lo dejaron sin empleo.
En el mismo estado, específicamente en la localidad de Powderhorn, fue donde acabó su vida luego de incidente por el uso del billete falso.
Justicia lenta y suave
Mientras Floyd estuvo cosciente en su detención gritó varias veces que no podía repirar pero los últimos dos minutos del video lo muestran ya completamente inerte.
Por el manejo de la situación el policía Chavin fue despedido al día siguiente y junto a el quedaron fuera Tou Thao, J. Alexander Kueng y Thomas K. Lane, otros agentes participantes de la intervención.
La molestia social que estaba caldeada desde el lunes explotó con la medida y no fue hasta el viernes que Chauvin fue detenido por los cargos de asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado.
A la calle en tiempos de COVID-19
El martes por la tarde la región de Minneapolis-St.Paul registró las primeras manifestaciones por la muerte del ciudadano afroamericano.
Con el paso de los días y ante la innacción de las autoridades en contra los implicados en la muerte de Floyd el malestar se incrementó y las protestas fueron complicándose, al punto de que varias estaciones de la policía local fueron incendiadas.
Para el jueves el gobernador del estado, Tim Walz, pidió apoyo de la Guardia Nacional para retomar el control.
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Con la llegada del fin de semana el movimiento encontró eco en el resto del país y por la noche uno de los puntos más críticos fue Atlanta, donde los manifestantes causaron destrozos en la sede mundial de CNN.
Para el sábado el movimiento se tornó nacional y llegó a los estados más poblados del país como California, Nueva York y Florida.
Los Ángeles, Miami, Filadelfia, Denver, Nueva York, Boston o Chicago son parte de las metrópolis que han topado con protestas enardecidas que implican saqueos, incendios y ataques a policías. Las primeras de cuatro, de hecho, tuvieron que recurrir al toque de queda para retomar la calma.
El movimiento se torna ahora internacional y para este domingo fue Londres el nuevo escenario de las protestas según reportó la agencia AFP.
Con la consigna “Black Lives Matter” (Las vidas de las personas negras importan), los manifestantes han reclamado la muerte no solo de Floyd sino la de otros ciudadanos afroamericanos que han perdido la vida en choques con la policía en los últimos años.
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La violencia ejercida contra la comunidad, el irrespeto al debido proceso, la crimininalización del grupo y la inequidad en el acceso a oportunidades son parte de los reclamos que se han conjuntado en uno de los momentos más caóticos del país norteamericano en los últimos años.
Es como si no hubiera pasado medio siglo desde la lucha del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
Caricatura Douglas Campos para El Observador
Artista Visual y profesor Universitario
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Instagram:@dougcamposart
