Ojo Crítico

Fátima, víctima de un país indolente con las agresiones y muertes de mujeres

Fátima, siendo una niña, pasó a ser una de las últimas mujeres asesinadas en México, un país que no parece…

Por Sergio Arce

Tiempo de Lectura: 3 minutos
Fátima, víctima de un país indolente con las agresiones y muertes de mujeres
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Fátima, siendo una niña, pasó a ser una de las últimas mujeres asesinadas en México, un país que no parece reaccionar ante los feminicidios, que se muestra indolente y hasta incapaz de atajar una ola de violencia brutal contra ellas.

Frente a esto, diferentes estamentos de la sociedad mexicana han criticado al presidente, Andrés Manuel López Obrador. The New York Times publicó que los detractores del mandatario “han calificado su respuesta (ante los feminicidios) como anémica, insensible y condescendiente, incluso han dicho que se está quedando corto”.

A la pequeña Fátima de tan solo 7 años le arrancaron la vida desde el momento cuando fue raptada por una mujer conocida de la familia de la niña.

Gladys Giovana la esperó en las afueras de la escuela y sin el menor sonrojo se la llevó de la mano por varias calles hasta su casa, donde estaba su marido, un depredador sexual llamado Mario.

Giovana, a quien sus allegados califican como víctima de violencia intrafamiliar, le llevó a Fátima porque él le había exigido una “novia joven” que “le durara por muchos años”.

La mujer confesó que cumplió con el deseo de Mario ante las amenazas reiteradas de que abusaría sexualmente de sus propios hijos si no tenía a esa “novia joven”.

Fátima llegó a ese hogar pensando que estaría a salvo, puesto que la mujer conocía a su mamá y hasta había estado en su casa en varias ocasiones, según el relato de los medios locales.

Desafortunadamente la pequeña no solo fue víctima de abusos y torturas sino que murió a manos de Giovana, quien la asfixió con una faja. El cuerpo de la infante apareció en un lote cercano a la escuela donde asistía.

La familia denunció su desaparición el 11 de este mes, pero las autoridades no hicieron nada sino hasta mucho después, cuando los allegados de la niña denunciaron la indiferencia policial ante los medios de prensa. Pero ya era tarde. Fátima apareció sin vida el 15.

La indolencia de las autoridades locales y federales quedó expuesta, retratada… una vez más. Días antes Ingrid Escamilla, de 25 años, había sido asesinada por su compañero.

Las autoridades habían sido alertadas del círculo de violencia en el que vivía ella, pero la inacción pudo más.

Ella se convirtió en una de las 10 mujeres que mueren al día en México. Fátima engrosó esa terrible estadística, de acuerdo con datos de la oficina local de la ONU.

Cuando al mandatario le cuestionan su inacción ante tantas muertes, lejos de dar respuestas con acciones concretas se molesta y hasta desvía la atención hablando de otros temas.

“Miren, no quiero que el tema sea nada más lo del feminicidio, ya está muy claro. Se ha manipulado mucho sobre este asunto en los medios”, dijo molesto días atrás.

Pero más molestas están las numerosas familias que han perdido a sus mujeres a causa de la violencia de género.

Por eso convocaron para el 9 de marzo a un día sin mujeres, una protesta nacional que busca que ellas no acudan a sus trabajos, ni a los supermercados ni a actividades sociales en demanda de acciones estatales y federales.

Las promotoras de esta iniciativa confían en que el mensaje le calé al presidente López Obrador y de allí al resto del aparato gubernamental, que parece no haberse sensibilizado con la última muerte, la de la pequeña Fátima.