Tomás Gómez
Mientras millones de ciudadanos se ven encerrados por cuarentenas y cierre de fronteras en todo el planeta, quienes residen en Nicaragua encuentran una realidad totalmente diferente. En el país vecino se invita a salir a la calle, participar de festivales y a recibir turistas de todo el mundo.
A la marcha de “Amor en tiempos del COVID-19”, celebrada hace dos semanas, se suma ahora una directriz que asegura la libre circulación de las personas. Además promete que no habrá ninguna orden de cuarentena.
El régimen encabezado por Daniel Ortega y su vicepresidenta Rosario Murillo insisten en reflejar un mensaje de tranquilidad para la recepción de extranjeros, sin importar el estado de la enfermedad del sitio donde provengan.
“A las personas provenientes de países con riesgo de transmisión establecidos por la OMS y sin sintomatología no tendrán ninguna restricción en su movilidad y desplazamiento por el país”, afirmó el Ministerio de Salud del país del norte en un escueto manual de apenas una página.
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Contra la OMS y el resto de países
Nicaragua reportó dos casos positivos de COVID-19 en la última semana.
La vicepresidenta Murillo los achacó a contagios importados desde Colombia y Panamá.
Con las medidas anunciadas, el gobierno nicaragüense se separa de todos los protocolos anunciados por el resto países y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se insiste en el distanciamiento social.
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Costa Rica duplica alertas
Desde que entró a regir el cierre de fronteras el miércoles pasado, Costa Rica ha generado un importante operativo en la frontera con Nicaragua para intentar reducir al máximo el ingreso de extranjeros.
Con la cercanía de la Semana Santa y los flujos migratorios que esta provoca, las autoridades han hecho un llamado a evitar los desplazamientos a ese país, por cuyos límites ingresan cerca de 3.000 individuos por día.
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“Nosotros sabemos lo que estamos haciendo en nuestro país pero no tenemos ningún control de lo que pasa fuera de nuestras fronteras. Entendiendo que tenemos una gran cantidad de personas que trabajan en la construcción, que trabajan en oficios domésticos, en seguridad, estamos haciendo un llamado también al sector empresarial para que desestimulen la salida de personas nicaragüenses a su país”, indicó la vicepresidenta Epsy Campbell, delegada del Poder Ejecutivo para la región norte.
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