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Francia desconecta definitivamente su central nuclear más antigua

(Fassenheim). Francia desconectó este lunes el segundo y último reactor de su central nuclear más antigua, en Fessenheim (este), una…

Por AFP

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Francia desconecta definitivamente su central nuclear más antigua
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(Fassenheim). Francia desconectó este lunes el segundo y último reactor de su central nuclear más antigua, en Fessenheim (este), una victoria para los activistas antinucleares, pero motivo de enfado para los empleados de la planta y la mayoría de los 2.500 habitantes del municipio.

La planta de Fessenheim, en funcionamiento desde 1977, ha motivado numerosas manifestaciones y huelgas, no solo en Francia sino también en Alemania y Suiza.

Asociaciones de los tres países y eurodiputados ecologistas exigían su cierre por su vetustez, especialmente después de varios incidentes de poca importancia en los años 1990 y 2000. Las críticas se intensificaron después de la catástrofe en la planta japonesa de Fukushima en marzo de 2011.

Otros, por el contrario, consideraban absurdo privarse de una fuente energética que no genera emisiones directas de CO2.

Sus dos reactores de agua presurizada con una potencia de 900 megavatios (MW) cada uno producían un promedio de 11.000 millones de kilovatios-hora (KWh) cada año.

El reactor fue desconectado de la red a las 23H00 (21H00 GMT). El primero se había desconectado el 22 de febrero.

Poco antes de las 23H00, unos 20 empleados se juntaron en el estacionamiento delante de la planta para estar presentes en el momento de su desconexión definitiva.

Philippe Formery, con lágrimas en los ojos, lo calificó de “despilfarro”.

Algunos defensores de la energía nuclear también se manifestaron en París, delante de la sede de Greenpeace.

Antes, varios activistas antinucleares lo celebraron con un recorrido en barco por el Rin, en la frontera entre Francia y Alemania. Un lugar “símbolo de la amistad francoalemana en la lucha contra las centrales nucleares”, según André Hatz, presidente de Stop Fessenheim.

“Una etapa”

“Por fin es el cierre de esta planta que hemos esperado tanto tiempo”, declaró Charlotte Mijeon, portavoz de Salir del Nuclear, insistiendo en que solo es una etapa, y hay “que seguir luchando”.

Desmantelar la planta llevará mucho tiempo: se prevén 15 años para desmontar los dos reactores, empezando por la evacuación del combustible radiactivo que terminará en 2023, como muy pronto.

El desmantelamiento propiamente dicho comenzará en 2015 y se extenderá por lo menos hasta 2040.

Francia, que cuenta con el segundo parque de reactores nucleares en el mundo, detrás de Estados Unidos, tiene la intención de reducir la participación de esta energía en su producción de electricidad de más del 70% actual al 50% en 2035.

Por eso, además de los reactores de Fessenheim, doce adicionales, de los 58 que hay en el país, dejarán de funcionar antes de 2035.

Los habitantes de Fessenheim han vivido durante décadas gracias a los importantes beneficios económicos y fiscales de esta instalación y temen un gran agujero económico debido a la inexistencia de un proyecto oficial para cubrir el vacío que deja la planta.

Cerrar la planta a pesar de que “funciona bien y ha superado todas las pruebas de seguridad” es “absurdo e incomprensible”, protestó el alcalde Claude Brender.

Se trata de una promesa de campaña hecha en 2012 por el socialista François Hollande antes de ser elegido presidente francés, pero el cierre se ha ido aplazando repetidamente, hasta que se confirmó en abril de 2017.