Tomás Gómez
De golpe un “martillazo” de 11 días fue extendido por dos semanas más en el Valle Central, dejando a muchas empresas sin posibilidad para tomar previsiones y en una situación aún más vulnerable.
Esa es parte de las recriminaciones que el sector privado hace al Poder Ejecutivo en un momento en que la crisis económica derivada del coronavirus se agrava y muchos detalles técnicos de la estrategia contra la pandemia siguen sin estar claros.
“En un inicio el acuerdo era mantener las medidas por 11 días, pero no se cumplió. Yo creo que lo que lo que nos hacen es mantenernos entretenidos un rato para que no hagamos mucho ruido y al final ellos hacen lo que mejor les parezca. Esa ha sido la tónica, esperemos que esto cambie”, denunció el director ejecutivo de la Cámara de Comercio, Alonso Elizondo.
A él se sumó el presidente de la Cámara de Industrias, Enrique Egloff, quien explicó que aunque su sector está laborando sirve de poco pues al tener el comercio cerrado no hay donde vender la producción, que se está acumulando en bodegas.
El vocero explicó también las reuniones y los contactos se mantienen congelados.
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“Las autoridades de gobierno que originalmente se comprometieron incumplieron el acuerdo. No se han celebrado ni tenemos en agenda reuniones con el equipo económico y sanitario para conversar y para aportar valor en las acciones que se deben de tomar, de forma que no se lesione la economía del país y no se afecte más el desempleo”, dijo.
Jorge Figueroa, miembro de la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore), explicó que los canales de comunicación con su gremio no tienen fluidez y que incluso han presentado proyectos de soluciones que no han recibido respuesta por parte de las autoridades.
El panorama se agrava pues según explicó Elizondo opcioens como el comercio electrónico o las entregas a domicilio no son suficientes para mantener los negocios a flote.
“El 70% de los negocios comerciales tiene cara al público. Lo que pedimos es que nos dejen trabajar nada más, ahí no está el foco de contagio, los problemas están en otro lado”, explicó.
Golpes sin advertencia
En medio del cronograma de reapertura, la celebración del Día del Padre, a mediados de junio, se presentaba como una opotunidad para comercios y restaurantes, pero a menos de 48 horas del evento se dio un cierre generalizado que truncó las expectativas, aún y cuando los empresarios ya habían hecho las inversiones requeridas para funcionar.
Ante las críticas, las autoridades prometieron mejorar la comunicación de medidas, sin embargo los últimos dos viernes se han girado alertas naranja que rigen casi de inmediato, manteniendo la problemática.
Al respecto, el ministro de la Presidencia, Marcelo Prieto, puso como excusa el surgimiento de los disparadores de contagios, ante lo cual se hacen los cierres de un día para otro.
“Las decisiones que toma el Gobierno han sido de emergencia ante un recrudecimiento de la actividad del contagio”, justificó el jerarca.
Prieto dijo que “no se trata de una actuación maliciosa para perjudicar a nadie”.
