Paulo Villalobos
La Liga Deportiva Alajuelense y Limón FC ya tenían a sus jugadores en cancha del Estadio Nacional y el silbatero Hugo Cruz estaba por dar el pitazo inicial, en la segunda jornada del Torneo de Apertura 2019.
Sin embargo al hacer la comprobación de protocolo, el árbitro central notó que una de las tres bancas al costado del rectángulo de juego estaban ocupadas por personas a las que no les correspondía.
Ahí tres personeros del conjunto caribeño se mantenían a la espera del arranque del compromiso. Aprovechando la ausencia de un cuerpo médico, compuesto por paramédicos y primeros auxilios; los tres hombres se sentaron en los lugares.
Eran las 11:00 a.m. y nadie había notado o informado que los servicios médicos no estaban listos como debe ser.
Las oficinas de prensa de los dos clubes confirmaron a El Observador que el árbitro Cruz dio marcha atrás con el cotejo, hasta que se tuviera la presencia de la Cruz Roja o de un equipo médico privado.
La presencia de paramédicos es uno de los requisitos mínimos para realizar un partido oficial, de acuerdo con el Reglamento de Competición de la Unión de Clubes de Fútbol de Primera División (Unafut).
Tras el bochornoso incidente, el juego arrancó 45 minutos después de lo inicialmente dispuesto (las 11:00 a.m.), ya con los especialistas instalados.
La presencia del cuerpo médico corresponde al equipo local, en este caso Limón, quien decidió trasladar el encuentro del estadio Juan Gobán en su tierra al Nacional en La Sabana.
Los limonenses explicaron a través de su departamento de comunicaciones, que para la organización del juego contrataron a una empresa privada, de la cual no dieron nombre.
Al cierre de esta publicación, tras disputarse el primer tiempo, el partido estaba 1-0 en favor de los visitantes, Alajuelense.
En apenas dos fechas del campeonato, ya se presentaron episodios irregulares, con un apagón eléctrico en el estadio José Joaquín “Colleya” Fonseca y la disputa por la cuota de jugadores extranjeros que pueden usar los equipos.
Paulo Villalobos
